Encinas y enebros entre el monte de San Pedro y Guadalix de la Sierra.

Encinas y enebros entre el monte de San Pedro y Guadalix de la Sierra.

La gran variedad y riqueza faunística y botánica de la Sierra de Guadarrama radica en la diversidad de sus ecosistemas. Si atravesamos la sierra desde la ciudad de Madrid hasta la de Segovia, nos encontramos en primer lugar con el Monte del Pardo, monte bajo poblado fundamentalmente por encinas. Un enorme espacio que alberga toda la vida que el encinar es capaz de cobijar.

La rampa serrana o piedemonte se encuentra poblado por encinar, enebros y fresnos, y a medida que se asciende por la rampa serrana el robledal ocupa el espacio hasta los 1.200, 1.300 metros dando paso a partir de esa altitud al pino silvestre que no dejará rincón alguno hasta los 1.800-2.000 metros aproximadamente, según las zonas estén más o menos expuestas a los fríos vientos, con excepción de algunos abedulares , hayedos y castañares relictos. A partir de esas altitudes el piornal y la resistente vegetación de alta montaña configuran otro mundo en el que la fauna también está presente. El descenso hacia la zona segoviana es idéntico pero a la inversa, siendo más predominante el robledal en las zonas bajas y menos acusada la presencia del encinar, que se ve sustituida por amplias zonas de sabina albar, antes de dar paso a la enorme planicie castellana.

La meteorología de ese año está retrasando la aparición de plantas e insectos que en años anteriores ya habían hecho aparición, así que a falta de ellos no está de más dar un paseo y reparar en esta enorme variedad vegetal que en un espacio limitado –si lo comparamos con el Pirineo, por ejemplo-, ofrece nuestra Sierra de Guadarrama. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS

Pinar silvestre.

Pinar silvestre.

Troncos de abedul.

Troncos de abedul.

Hojas secas de roble melojo.

Hojas secas de roble melojo.