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Colchicum autumnale, cólquico

Colchicum, cólquico

Colchicum, cólquico

QUÉ NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LANATURALEZA

Guía de animales, plantas y hongos potencialmente peligrosos de la península Ibérica

Colchicum autumnale, cólquico, mataperros, despachapastores o azafrán bastardo, como también se conoce a esta planta bulbosa de la familia de las liliáceas, se caracteriza por unas flores muy parecidas a las del azafrán, que parecen salir directamente del suelo. Miden entre 3 y 5 cm y son de color lila. Crecen en un tallo de unos 25 cm. Las hojas surgen en primavera antes que las flores, que lo hacen a finales del verano y en otoño.

En la Península Ibérica solamente se encuentra en el área pirenaica de Huesca, Lleida y la provincia de Girona. Crece desde finales de agosto hasta comienzos de noviembre en zonas húmedas como los prados de siega o los márgenes de los arroyos. También en claros de bosque frescos y húmedos.

El cólquico es una planta extremadamente venenosa. Las semillas y los bulbos, que se encuentran bajo el suelo, son ricos en una sustancia denominada colquicina. Su ingesta produce espasmos, parálisis y parada cardiaca. Los animales conocen la toxicidad del cólquico y no lo consumen.

La colquicina presente en el Colchicum autumnale es un eficaz aliado para combatir la “gota”, una forma de artritis consecuencia del exceso de ácido úrico en sangre, y que cursa con dolores intensísimos al acumularse cristales de dicho ácido en las articulaciones, muy frecuentemente en los pulgares o “dedos gordos” del pie. Existen medicamentos a base de colquicina para combatir la enfermedad.

La gota 1799. Segun el ilustrador y caricaturista británico James Gillray

La gota 1799. Segun el ilustrador y caricaturista británico James Gillray

Nunca debe emplearse la planta silvestre en preparados caseros o infusiones, si no es como fármaco con la debida prescripción médica. © ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS.

(SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, NO TE PUEDES PERDER NUESTRO LIBRO “QUE NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA”, UNA GUÍA DE LAS ESPECIES DE ANIMALES, PLANTAS Y HONGOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA).

El oficio de descorchador

Saca del corcho en Aracena (Huelva). Foto de Juan Carlos Cazalla/Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

Saca del corcho en Aracena (Huelva). Foto de Juan Carlos Cazalla/Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

El oficio de descorchador. El alcornoque, Quercus suber, es una especie emparentada con los robles, encinas, coscojas, quejigos, castaños y hayas, pertenecientes, todos ellos, a la familia de la fagáceas. En la península Ibérica pueden encontrarse pequeños bosquetes a lo largo de toda la geografía, pero se distribuye, principalmente, por el occidente de Andalucía, por Extremadura y Cataluña.  A diferencia de la encina, el alcornoque necesita más humedad, y ese es el motivo por el que en las zonas del interior peninsular, con un clima continental acusado y menor pluviosidad sea casi inexistente. En esta vasta zona interior predomina la encina, salvo en reducidos enclaves donde se dan las condiciones adecuadas.

El uso del corcho se remonta al s.XVII, cuando el monje francés Dom Pierre Perignon, comenzó a usarlo para tapar las botellas de champagne. Por supuesto, siempre que se indaga aparecen usos aún más antiguos y se cree que hace 2.000 años se utilizó como medio para taponar las ánforas, antiguos recipientes de barro donde se conservaban alimentos y líquidos.

El alcornoque empieza a ser descorchado cuando ya tiene unos 30 años de vida y su tronco un diámetro de unos 50 cm. La primera impresión es que  el árbol ya es viejo cuando se inicia su explotación, pero hay que tener en cuenta que el alcornoque puede vivir más de 500 años, por lo que con 30 años es casi un recién nacido. Lamentablemente, la explotación para obtener corcho acorta a menos de la mitad su esperanza de vida.

La labor de obtención del corcho es muy delicada, y del buen oficio de descorchador, que aún se mantiene, depende la vida del árbol. No en vano, extraer la corteza supone una dura agresión para el alcornoque que ve alterado su equilibrio. El árbol “deja de respirar” durante tres o cuatro días.  Al cerrar los estomas de sus hojas para detener la pérdida de agua, paraliza durante ese período de tiempo su fotosíntesis. En definitiva, sufre. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga y seguramente ha sido el destino de estos elegantes árboles para la obtención de corcho, lo que ha hecho preservar las magníficas agrupaciones de alcornoques que todavía existen en la Península, como la del Parque Natural Los Alcornocales, que se sitúa entre Cádiz, principalmente, y algún municipio de Málaga. Hay que tener en cuenta que los hábitats donde se desarrollan los alcornoques son muy sensibles, por lo que estos espacios, sin su utilidad económica, probablemente ya no existirían.

Los descorchadores, usando su fuerza y pericia, saben hasta dónde hay que llegar al descortezar el alcornoque. El límite lo marca una parte importante de la anatomía del vegetal, el felógeno, que equivaldría a una “segunda piel”, intocable, barrera tras la cual se encuentran partes esenciales de las que depende la vida del árbol, y cuyo mantenimiento es la base de la recuperación posterior del alcornoque.

En la actualidad, el corcho va siendo reemplazado por resinas sintéticas que se usan en la fabricación de  tapones, aunque a juicio de los enólogos, un buen vino necesita un tapón de corcho de calidad, ya que permite oxigenar ligeramente el producto y se adapta perfectamente al cuello de la botella.

El corcho también se emplea como impermeabilizante, aislante térmico y acústico, en la fabricación artesanal de instrumentos musicales de viento, ya que garantiza el cierre perfecto de las piezas por las que pasa el aire. También se usa para crear elementos artesanales y decorativos. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, DESCUBRE OTROS INTERESANTES  OFICIOS ANTIGUOS  EN NUESTRO LIBRO LA NATURALEZA Y SUS OFICIOS)

Mandragora autumnalis

Mandragora autumnalis, mandrágora

Mandragora autumnalis, mandrágora

Mandragora autumnalis. La mandrágora es una planta herbácea perenne. Posee raíces gruesas y una cepa o tallo leñoso vertical y fuerte del que salen las hojas rugosas con bordes ondulados,  formando una roseta. Las flores se autopolinizan, son rosadas o de color violáceo. De ellas surgen los frutos de forma ovalada, del tamaño de una uva. Al principio son anaranjados y adquieren un color negro cuando maduran y se secan.

Tanto el tamaño de las hojas como el de las flores es muy variable, depende de la zona en la que crezca y del grado de desarrollo, pero puede alcanzar los 30 cm de altura.

Mandragora autumnalis se distribuye por el sur de Extremadura y Portugal, Andalucía y las Islas Baleares (Mallorca). Crece en  taludes, bordes de caminos, márgenes de cultivos y en las orillas de ríos y arroyos. Prefieren suelos calizos o arcillosos no demasiado expuestos al sol. Florece desde el mes de septiembre o finales de agosto, hasta diciembre.

La mandrágora es una planta muy tóxica, incluso por contacto. Posee atropina y escopolamina, sustancias que producen efectos alucinógenos y anestésicos con efectos potencialmente letales sobre el ser humano.

Al ser una planta muy tóxica que produce envenenamiento por contacto, lo mejor es no manipularla. Tampoco debe usarse por sus efectos alucinógenas, ya que un exceso en la dosis podría provocar la muerte.

Como ornamental, la mandrágora es una planta muy deseada, quizá porque su leyenda mágica sigue atrayéndonos, aunque es difícil de cultivar. En Internet hay muchos lugares en los que se ofrecen semillas que son complicadas de hacer germinar. En cualquier caso, no es aconsejable si tenemos animales de compañía. También los niños, atraídos por sus flores o frutos, son víctimas potenciales.

La raíz de la mandrágora tiene una forma dividida que se asemeja a las dos piernas de una persona. Ese aspecto antropomorfo, junto a los efectos alucinógenos de los alcaloides que contiene, hicieron de esta planta un amuleto de magia y brujería en la Edad Media. De hecho, las denominadas brujas la usaban en sus sesiones de “brujería”. Untaban extractos de mandrágora en sus genitales para conseguir la rápida absorción de sus componentes y unos efectos más potentes. Como consecuencia creían volar, y en su delirio pensaban que copulaban con el mismo diablo, ya que también les producía una efecto afrodisíaco, probablemente producto de la desinhibición y la irrealidad en que las sumía.

Los efectos alucinógenos y anestésicos de la mandrágora fueron útiles para provocar la perdida de consciencia y así poder realizar amputaciones y “cirugías” en tiempos del Imperio Romano.  Se cuenta que en las campañas romanas en la Germania se proporcionaba un trozo de raíz de mandrágora a los heridos para poder tratarlos sin dolor.

En la Edad Media se creía que al arrancar la raíz de la mandrágora, la planta lanzaba un grito y que el grito mataba a la persona que intentaba arrancarla. La solución que usaban los hechiceros y brujas, dicen las leyendas, era usar una cuerda. Un extremo se ataba a la raíz y el otro a un perro. Cuando el perro tiraba sacaba la raíz del suelo, la mandrágora gritaba y el perro caía fulminado. A cambio del sacrificio del can, se obtenía una raíz milagrosa con forma de hombrecillo y poderes mágicos.

En la cultura hebrea se consideraba que Mandragora autumnalis favorecía la fertilidad, de hecho se cita en la Biblia algún pasaje donde se atribuye a esta planta la facultad de revertir la esterilidad femenina.

Una de las acusaciones que se hicieron a Juana de Arco para llevarla a la hoguera era que poseía un amuleto con forma humana hecho con la raíz de esta planta. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, NO TE PUEDES PERDER NUESTRO LIBRO «QUE NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA», UNA GUÍA DE LAS ESPECIES DE ANIMALES, PLANTAS Y HONGOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA).

Mandragora autumnalis

Mandragora autumnalis

Mandrágora. Raíces

Mandrágora. Raíces

Arnica montana, árnica

Arnica montana, detalles de las flores

Arnica montana, detalle de las flores

Arnica montana, árnica en su nombre común, es una planta herbácea rizomatosa, perteneciente a la familia de las asteráceas, que mide entre 20 y 50 cm de altura  y que se distribuye en la península Ibérica por la cornisa cantábrica, Galicia y  Pirineos.

Prefiere zonas frescas y húmedas como las praderas de montaña. Sus flores amarillas aparecen principalmente en los meses de julio y agosto, e  incluso se pueden ver hasta el mes de octubre.

Arnica montana es una planta tóxica que nunca debe ingerirse. Los síntomas del envenenamiento comienzan con diarreas, vómitos, desorientación, inquietud, malestar general y dolor de cabeza. En dosis elevadas llega a causar la muerte. En mujeres embarazadas puede provocar el aborto. Tampoco debe usarse por vía externa sobre heridas abiertas o sangrantes.

Sin embargo, existen muchas zonas de España donde se emplean de forma medicinal plantas no tóxicas de otras especies distintas a Arnica montana y que son denominadas de forma común como árnica.  Ello puede dar lugar a confusión, ya que la auténtica Arnica montana es tóxica.

Es una planta usada desde la antigüedad de forma externa para aliviar los efectos de contusiones y torceduras.

Por sus propiedades antiinflamatorias existen linimentos y pomadas de Arnica montana que se comercializan con garantías para ser usados en caso de contusiones, esguinces o traumatismos.  Los deportistas usan estos productos para aliviar, de forma eficaz, el dolor causado por contusiones. Son mucho más seguros que el empleo de la planta natural, que puede producir reacciones alérgicas si se emplea directamente sobre la piel. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, NO TE PUEDES PERDER NUESTRO LIBRO «QUE NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA», UNA GUÍA DE LAS ESPECIES DE ANIMALES, PLANTAS Y HONGOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA).

Arnica montana

Arnica montana

Vipera aspis, víbora áspid

Vipera aspis, víbora áspid

Vipera aspis, víbora áspid

Vipera aspis, víbora áspid, es una de las tres especies de víbora que podemos encontrar en la península Ibérica. Las otras dos son Vipera latastei y Vipera seoanei.

Vipera aspis mide entre 60 y 70 cm, por lo que es algo más grande que sus congéneres. Se distribuye por el área pirenaica y prepirenaica. En Cataluña, además de en el Pirineo y su zona de influencia, se sitúa hasta el nivel del mar en el norte de la provincia de Barcelona y sur de Girona. También está distribuida por el norte de Soria, La Rioja, norte de Burgos y Palencia, sureste de Cantabria y  mitad sur del País Vasco.

El hábitat de Vipera aspis, víbora áspid, es variado. La podemos encontrar en el monte mediterráneo, pero lo normal es que busque zonas más frescas, como las praderas de montaña hasta altitudes superiores a los 2.000 metros. También puede verse en robledales y en otro tipo de bosques, entre piedras, rocas, canchales y muros divisorios de fincas. Es habitual de las grietas  rocosas, las oquedades y los muros de mampostería. La forma de los helechos y las sombras que estos proyectan en el suelo son similares a los dibujos que esta víbora presenta en su cuerpo, lo cual favorece su ocultación.

Es, probablemente, la víbora más “agresiva” de la península Ibérica. Se defiende con decisión. Cuando se ve amenazada puede erguirse, bufar y no duda en morder, aunque para que ello ocurra hay que molestarla seriamente. De las tres víboras presentes en la Península es la que posee el veneno más activo. Especialmente sensibles a él pueden ser los niños y las personas con problemas de salud.

En las zonas en las que coincide con la víbora hocicuda, Vipera latastei, (Burgos, norte de Soria, sur de La Rioja o Huesca), suele situarse en altitudes mayores. De tal modo que en zonas más bajas aparecería la víbora hocicuda, también ocupando terrenos pedregosos, y a mayor altitud, podríamos encontrarnos con Vipera aspis.

Es un reptil bastante longevo, ya que puede vivir hasta 20 años. Los machos pelean entre ellos para aparearse con las hembras, y después de la cópula, el macho permanece junto a la hembra para evitar que otros machos copulen con ella. Es ovovivípara, es decir, la hembra mantiene los huevos en el interior de su cuerpo, y allí dentro eclosionan las crías, que salen al exterior ya formadas, en un número que oscila entre 3 y 10 dependiendo de la fortaleza y salud de la madre.

Vipera aspis se alimenta de pequeños roedores, aves y algunos reptiles. Son depredadas por aves rapaces y algunos mamíferos como los jabalíes. También compiten con Vipera latastei, ocasionándose muertes entre ambas especies. Hibernan a partir del mes de octubre y lo hacen en grupo en las zonas más altas de montaña, mientras que en las más bajas la hibernación se produce en solitario. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, NO TE PUEDES PERDER NUESTRO LIBRO «QUE NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA», UNA GUÍA DE LAS ESPECIES DE ANIMALES, PLANTAS Y HONGOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA).

Vipera aspis

Vipera aspis

Gallotia stehlini, lagarto gigante de Gran Canaria

Gallotia stehlini, lagarto gigante de Gran Canaria

Gallotia stehlini, lagarto gigante de Gran Canaria

Gallotia stehlini, lagarto gigante de Gran Canaria, es como se denomina este imponente lagarto, el más grande de los que habitan en las Islas Canarias.

Alcanza unos 80 cm incluyendo la cola, que mide hasta dos veces la longitud del cuerpo. Los machos de Gallothia stehlini son algo más grandes que las hembras, presentan en la garganta y a ambos lados de la cabeza un color anaranjado característico.

El lagarto gigante de Gran Canaria es un endemismo de la isla de Gran Canaria, aunque también habita de forma estable en la costa oriental de Fuerteventura, donde ha sido introducido, así como en algunos otros puntos del Archipiélago Canario.

Galothia stehlini prefiere los barrancos y terrenos pedregosos con cierto nivel de humedad. Se le puede encontrar en altitudes superiores a los 2.000 metros.

Las hembras, después del apareamiento, que viene precedido por algunos rituales por parte del macho,  ponen entre 4 y 16 huevos durante los meses de verano, de junio a agosto. Las crías nacen dos o tres meses después.

Es de actividad principalmente diurna y le gusta asolearse sobre las piedras. Podemos verlo activo durante todo el año, aunque las poblaciones de Gallothia stehlini, lagarto gigante de Gran Canaria que viven en zonas altas, por encima de  los 1.000 metros, son hibernantes. La duración de dicha hibernación  es proporcional en tiempo a la altitud, cuanto mayor sea ésta, mayor es el período de letargo.

En la actualidad, el lagarto gigante de Gran Canaria está empezando a verse amenazado por la serpiente rey común, Lampropeltis getula. Esta serpiente, originaria de Estados Unidos y México, ha sido introducida en el medio natural de Gran Canaria, en definitiva, es una especie alóctona invasora. Es constrictora y se alimenta de pequeños mamíferos, aves, anfibios y reptiles, incluyendo especies de lagarto como Gallothia stehlini. El problema es que cada vez es más numerosa y va extendiendo su área de distribución, lo cual puede suponer en el futuro un serio peligro para ésta y otras especies emblemáticas de Gran Canaria. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Galotia stehlini

Galotia stehlini

Tetraclinis articulata, sabina de Cartagena

Tetraclinis articulata

Tetraclinis articulata

Tetraclinis articulata, sabina de Cartagena, ciprés de Cartagena, arar, araar o tuya articulada son algunos de los nombres que recibe esta reliquia botánica perteneciente a la familia de las cupresáceas.

En estado salvaje se distribuye por el norte de África, en la Isla de Malta y, en la península Ibérica,  en un reducido enclave de la Sierra de Cartagena –Murcia-, donde permanece en forma relicta, es decir, como una muestra viviente de tiempos remotos.

Tetraclinis articulata, sabina de Cartagena, mide entre 3 y 15 metros de altura, aunque lo normal es encontrarla con 7 u 8 como máximo, ya que las mayores dimensiones solamente se dan en zonas que reúnan las mejores condiciones para la planta. Al igual que otras sabinas, es un árbol de forma cónica durante su juventud, que puede adquirir una copa ancha o de porte irregular con los años. El tronco estriado, como en otras sabinas, tiene un color gris con tonos marrones. Las ramas crecen en todas las direcciones y presentan segmentos que le dan un aspecto articulado. Los conos masculinos, pequeños,  nacen en los ápices de las ramas, mientras que los femeninos, de cerca de 2 cm de diámetro, son similares a una pequeña piña, cuyo interior alberga  una o dos semillas.

La madera de arar es muy dura y resistente. En Marruecos se emplea la corteza para curtir pieles. Además, la madera se trata a base de fuego para obtener la denominada “lupia”, usada en trabajos de ebanistería fina para crear objetos de lujo. Ya los romanos conocían las bondades de esta madera que utilizaban para conseguir el aroma que denominaban “citrus”, muy apreciado y de gran valor. La resina, llamada “sandáraca”, sirve para trabajar implantes y cementos dentales, de especial resistencia y dureza.

Como medicinal, Tetraclinis articulata, sabina de Cartagena o arar, es usada popularmente contra diarreas, hemorroides, menstruaciones dolorosas y, de forma externa, para combatir los papilomas.

En definitiva, una especie única en el continente europeo, de la que solamente existen unos ejemplares en la Sierra de Cartagena. Una reliquia botánica de la época en la que los dinosaurios poblaban el planeta. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Tetraclinis articulata, sabina de Cartagena. Detalle de las ramas

Tetraclinis articulata, sabina de Cartagena. Detalle de las ramas

Vipera seoanei, víbora cantábrica

Vipera seoanei, víbora cantábrica o víbora de seoane

Vipera seoanei, víbora cantábrica o víbora de seoane

Vipera seonaei, víbora cantábrica o víbora de seoane, es una de las tres especies de víboras que conviven en la península Ibérica. Las otras dos son Vipera latastei y Vipera aspis.

Vipera seoanei se distribuye por la franja norte, en concreto, por casi toda Galicia, el norte de Portugal, la costa cantábrica y zonas montañosas de Navarra, León, Palencia, norte de Burgos, Álava y el noroeste de Zamora. Aunque también se localiza en áreas concretas del extremo suroeste de Francia, está considerada como un endemismo ibérico.

Su talla ronda los 60 o 70 cm de longitud. Es de hábitos diurnos, sus presas preferidas son los roedores, algunos reptiles como lagartijas y lagartos, anfibios y, ocasionalmente, algunos artrópodos, a los que caza al acecho. Sus depredadores son  zorros, ginetas, nutrias y algunas aves rapaces.

Se distinguen dos subespecies: Vipera seoanei seoanei y Vipera seoanei cantabrica. La primera, de más amplia distribución, prefiere zonas más húmedas. Los muros de piedra y los helechos son sus lugares predilectos para encontrar refugio. En cambio, Vipera seoanei cantabrica, distribuida por el norte de León, sureste de Galicia y suroeste de Asturias, elige terrenos algo más secos, como los robledales o brezales. La coloración de Vipera seoanei cantabrica es algo más oscura que la de Vipera seoanei seoanei, con dibujos más marcados, incluso es habitual encontrar ejemplares de color muy oscuro, “melánicos”.

El período reproductivo se inicia a comienzos de primavera, en marzo, y se prolonga hasta mayo. El número de crías que nacen dos o tres meses después oscila entre 3 y 10, dependiendo del tamaño de la hembra y de su salud. Hacia el mes de octubre comienza la fase de reposo invernal. Es una serpiente relativamente común y abundante en la Cordillera cantábrica, que puede vivir más de 12 años.

Al igual que las otras especies de víbora de la península Ibérica es venenosa. Su toxicidad depende de la zona geográfica. Se considera que Vipera seonaei cantabrica tiene un veneno más activo y peligroso que el de la subespecie Vipera seoanei seonaei, y dentro de esta última, los ejemplares del País Vasco y norte de Cantabria son menos peligrosos que el resto. No obstante, aunque su mordedura no es mortal, los efectos no son iguales en personas adultas sanas que en personas con problemas de salud, de edad avanzada o niños. En cualquier caso, ante una picadura de víbora de seoane, hay que acudir lo más rápidamente posible a un centro hospitalario. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, NO TE PUEDES PERDER NUESTRO LIBRO «QUE NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA», UNA GUÍA DE LAS ESPECIES DE ANIMALES, PLANTAS Y HONGOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA).

Macaca sylvanus, mona de Berbería

Macaca sylvanus

Macaca sylvanus

Macaca sylvanus, mona de Berbería o mona de Gibraltar es como se conoce al único primate en libertad de toda Europa.

Su presencia en la península Ibérica se circunscribe al Peñón de Gibraltar, donde al parecer fue introducida por los británicos en el año 1740, con la finalidad de servir como pieza de cacería.

Algunos biólogos consideran que la población gibraltareña de Macaca sylvanus es un reducto de las antiguas poblaciones, anteriores a las glaciaciones, que se extendieron por el sur del continente europeo. Si embargo, la tesis que predomina es la primera, la que se refiere a la introducción humana desde sus zonas de origen.

Actualmente Macaca sylvanus, mona de Berbería, además de en Gibraltar, habita en Marruecos, en el Atlas Medio, el Alto Atlas y el Rif. También existen dos poblaciones situadas en Argelia. En toda el área africana cada vez es menor el número de ejemplares, aunque los primates hacen lo posible por sobrevivir ocupando las zonas más áridas, altas y escarpadas; se les ha visto en altitudes superiores a los 3.500 metros en las montañas del Atlas.

En Gibraltar, la mona de Berbería vive en libertad, en terrenos típicos de matorral mediterráneo, con presencia de lentiscos Pistacia lentiscus. Se alimenta de frutos, semillas, insectos e incluso escorpiones. Se ha podido comprobar que a estos últimos, previamente, les quita la parte final de la cola para evitar la uña ponzoñosa.

Su organización social se estructura alrededor de la hembras, que son las que otorgan cohesión al grupo. Junto a ellas viven machos adultos y jóvenes perfectamente jerarquizados, donde el parentesco tiene una gran importancia. Los grupos pueden ser de entre 10 y más de 50 miembros. Entre los machos componentes del grupo, uno de ellos suele ostentar el dominio y protagonizar las cópulas con las hembras, entre los meses de octubre y abril.

Las crías de Macaca sylvanus, mona de Berbería, nacen tras seis meses de gestación y pesan unos 500 gramos. Al año son independientes y alcanzan la madurez sexual a los cuatro años. Durante el período de dependencia materna son atendidos constantemente por sus madres y también por los machos del grupo, que  realizan labores de aseo, transporte y protección de las crías. Se considera que los machos de Macaca sylvanus son los primates más activos y atentos con las crías de cuantos pueblan el continente africano.

Macaca sylvanus, mona de Berbería o mona de Gibraltar pesa entre 10 y 15 Kg, con una longitud de unos 60 o 70 cm. Las poblaciones gibraltareñas están protegidas por ley y no parecen estar en peligro, a diferencia de las de sus congéneres africanos, donde la pérdida de sus hábitats, como consecuencia del pastoreo e incluso la persecución y caza –se les ha considerado plaga por comerse los brotes tiernos de los árboles y los cultivos-, las han situado en una posición vulnerable, hasta el punto de haberse tenido que introducir ejemplares criados en semicautividad, en Europa.

Sin embargo, muchos ejemplares gibraltareños, que no dudan en acercarse a los seres humanos, presentan problemas de sobrepeso. También es posible que la consanguinidad afecte a las poblaciones futuras del Peñón. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Macaca sylvanus

Macaca sylvanus, mona de Berbería en Gibraltar

Iolana iolas

Iolana iolas, anverso

Iolana iolas, anverso

Iolana iolas

Iolana iolas

Iolana iolas, mariposa del espantalobos o espantalobos, como también se la denomina, es una especie rara, muy localizada y escasa.

La distribución de Iolana iolas en la península Ibérica es dispersa. Existen colonias en Cataluña, Albarracín y Serranía de Cuenca, en la Sierra de Elvira en Granada, Velez Rubio en Almería, Zaragoza, Navarra, Jaén y en el sureste de Madrid. El elemento común de todas estas localizaciones es la presencia de sus únicas plantas nutricias, Colutea arborescens y Colutea atlantica, respectivamente, unas plantas de la familia de las leguminosas, conocidas como espantalobos y espantazorras.

Precisamente, este aislamiento entre colonias determina que en cada una de ellas podamos hablar de diferentes subespecies. Así, las poblaciones de Cataluña pertenecen a la subespecie farriolsi, las de la Serranía de Cuenca y Albarracín a la subespecie thomasi, las de Granada son sharitae, y fidelis las del sureste de Madrid.

Iolana iolas es una mariposa de tamaño medio, de unos 35 o 40 mm de envergadura, lo que significa que es el licénido –Lycaenidae– más grande de la Península. Vuela entre los meses de mayo y junio, en una única generación. Los terrenos en los que habita y donde se encuentra su planta nutricia suelen ser calizos o yesosos, expuestos al sol, con presencia de coscojas y matorral, algo pedregosos y secos.

Las hembras de Iolana iolas depositan sus huevos sobre el cáliz de las flores de Colutea o sobre las vainas formadas a partir de las flores. En ambos casos, las orugas se alimentan de las semillas internas. Cuando la mariposa deposita sus huevos sobre el cáliz, estos quedan envueltos en la vaina que la planta formará posteriormente. En el otro caso, cuando los huevos son depositados sobre la vaina, la oruga penetrará en la misma para alimentarse de sus semillas. Al mismo tiempo, la estructura cerrada de la vaina les otorga cierta protección frente a las agresiones exteriores.

Algunas especies de hormigas recorren los arbustos de Colutea y se introducen en las cápsulas para visitar a las larvas. A cambio de las secreciones azucaradas de la oruga, que gustan a las hormigas, éstas se convierten en un ejército protector de la pequeña larva. Cuando se ha desarrollado lo suficiente, la oruga de Iolana iolas sale al exterior y se deja caer al suelo para convertirse en crisálida bajo el abrigo de las piedras. En este estado pasará el invierno para eclosionar, en forma de adulto, la primavera siguiente.

Se ha puesto de manifiesto, a través de algunos estudios, que las orugas de Iolana iolas también se asocian con avispas fitófagas Bruchophagus coluteae, mientras que son parasitadas por el bracónido Cotesia specularis. También se sabe que las orugas de otras especies de lepidópteros, como los licénidos Lampides baeticus, Celastrina argiolus, Leptotes pirithous, Glaucopsyche alexis o Plebejus argus consumen las semillas de Colutea, a veces en compañía de las orugas de Iolana iolas.

Esta especie figura en el Libro Rojo de los Lepidópteros Ibéricos catalogada en peligro de extinción.

Más allá de la península Ibérica se distribuye en colonias aisladas y con pocos ejemplares por el norte de África, donde vuela la forma debilitata, que algunos autores consideran especie independiente. También puede encontrarse en el norte y centro de Italia, sureste de Francia, Austria, Hungría, Balcanes, Grecia, Turquía e Irán. En todos estos países la oruga se alimenta de plantas del género Colutea. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Iolana iolas sobre colutea

Iolana iolas sobre colutea

Oruga de Iolana iolas

Oruga de Iolana iolas

 

Oruga de Iolana iolas en Colutea con presencia de hormigas

Oruga de Iolana iolas en Colutea con presencia de hormigas

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