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Pontia glauconome

Pontia glauconome

Pontia glauconome

Pontia glauconome pertenece a la familia de los piéridos y se distribuye por zonas semidesérticas de África, Oriente Medio y sur de Asia, hasta Afganistán y Pakistán.

Los adultos vuelan entre los meses de marzo y octubre en varias generaciones anuales, con diferencias morfológicas entre los ejemplares de cada una de las generaciones.

Pontia glauconome mide unos 5 cm de envergadura alar y su aspecto es similar al de sus parientes ibéricas Pontia daplidice y Pontia callidice. Su color blanco refleja la intensa luz siempre presente en las zonas en las que habita.

Conocida vulgarmente como Blanca del desierto, Pontia glauconome vive en zonas desérticas o semidesérticas con escasa vegetación, en laderas cálidas y pedregosas con fuerte insolación. Su vuelo es rápido y directo, posándose ocasional y brevemente para libar de las flores que encuentra en su camino. Las orugas se alimentan de crucíferas del género Zilla o Erucastrum, propias de su entono. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS.

Welwitschia mirabilis

Welwitschia mirabilis, detalle

Welwitschia mirabilis, detalle

Welwitschia mirabilis. Esta planta crece en el desierto de Namib, principalmente en una franja situada a unos 100 o 150 km de la costa, donde las condiciones meteorológicas determinan la formación de nieblas durante la noche que posteriormente se disipan al llegar el día.

Las hojas, anchas y curvadas, facilitan que las gotas de niebla sobre ellas depositadas, resbalen directamente hacia sus raíces. Además, la planta posee estomas en su  hojas que le permiten absorber el agua. También cuenta con una profunda raíz  con la que llegar al agua subterránea, ya que el aporte de la niebla y el de las escasísimas precipitaciones no es suficiente para garantizar su supervivencia.

Algunos animales como rinocerontes o antílopes mastican las hojas de Welwitschia mirabilis en épocas de sequía. También ha tenido aprovechamiento por parte del ser humano. La zona central o corazón de las plantas femeninas se consumía cruda o cocida, por ello ha recibido el nombre de “onyanga”, cebolla del desierto.

El principal polinizador de Welwitschia mirabilis es el hemíptero Odontotus sexpunctatus, conocido como chinche de la welwistchia, que se alimenta de las sustancias azucaradas de la planta. Curiosamente, este mismo insecto, aliado de esta planta, es una plaga para algunos árboles del género Adansonia, como el famoso baobab.

El nombre científico de Welwitschia mirabilis proviene del botánico y explorador austriaco, Friedrich Welwitsch, que la descubrió  en 1859 para el mundo occidental, al sur de Angola en el desierto del Namib. Una planta extraordinaria, milagrosa como indica su calificativo “mirabilis”. Una reminiscencia de la vegetación del período jurásico que es un símbolo de Namibia y objeto de deseo para coleccionistas. Quizá se salve de ser coleccionada gracias a que el hongo Aspergillus niger, poco recomendable para la salud humana y la de otras plantas, es una habitante común en sus hojas. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Welwitschia mirabilis

Welwitschia mirabilis

Damon diadema, amblipigio

Amblipigio, aspecto frontal

Amblipigio, aspecto frontal

Damon diadema, amblipigio. Este extraño ser con aspecto de extraterrestre pertenece al orden Amblypygi, incluido en la clase de los arácnidos. Es pariente, por tanto, de las arañas y los escorpiones.

Los amblipigios viven en zonas cálidas y tropicales del planeta, África, Asia y América. En Europa también tienen representación con al menos dos especies en algunas islas de Grecia.

Damon diadema es una de las más de 140 especies de amblipigios existentes. Se distribuye por el continente africano, en Tanzania, Kenya, Somalia, Etiopía y Yemen.

Son animales absolutamente inofensivos a pesar de su aspecto, que desde luego, no invita a acercarse a ellos.

Los amblipigios  tienen ocho ojos, al igual que  las arañas, aunque los dos más visibles los poseen en la parte delantera de la cabeza, lo cual les da aspecto de crustáceo.

Damon diadema tiene un cuerpo relativamente pequeño, de unos 5 cm como máximo, sin embargo, el primer par de patas puede alcanzar más de  30 cm de longitud. El motivo de esta desproporción es que utiliza este par de patas delanteras como medio para orientarse y detectar a sus presas. Su función es similar a la de unas grandes antenas, con las que palpa el terreno que le rodea y capta las sustancias químicas. Estas largas patas le proporcionan uno de sus nombres comunes, araña látigo. El resto de las patas le sirven para desplazarse y son también muy largas, aunque sin llegar al tamaño de las delanteras.

Damon diadema, amblipigio

Damon diadema, amblipigio

Pero si en todos los amblipigios llaman la atención las patas, no menos sorprendentes son sus pedipalpos, que poseen delante de la cabeza. Los mantienen recogidos y dispuestos para el ataque, de forma similar a como lo hacen las mantis. Son fuertes, llenos de espinas y también de gran tamaño, en comparación con su cuerpo. Al encontrar una presa, que previamente habrá detectado con sus patas en forma de látigo, la captura lanzando un “abrazo” rápido sobre la misma, de modo que ésta queda atrapada entre las espinas. Posteriormente, utiliza sus quelíceros, una especie de uñas o aguijones situados debajo de su cabeza, con los que absorben los jugos del animal capturado. A diferencia de las arañas, estos quelíceros no son venenosos.

La dieta de Damon diadema y de otros amblipigios se basa en insectos.

La reproducción la inicia el macho, que guía a la hembra hacia el esperma, previamente depositado por éste, para que ella lo localice y autofertilice los huevos situados bajo su abdomen. Las crías, al igual que ocurre con otros arácnidos, se suben encima de la madre durante unos días, hasta la primera muda, para obtener protección.

En el caso de Damon diadema se ha comprobado que existe cierta comunicación entre la hembra y las crías, algo que consiguen moviendo sus largas patas sensoriales.

Seres extraños los amblipigios, que prefieren la noche para cazar y necesitan de cierta humedad en el ambiente, lo cual les recluye durante el día en cuevas y lugares oscuros. Cuando huyen o cuando cazan pueden ser muy rápidos, y se mueven con facilidad entre los huecos de las piedras gracias a su forma aplanada.

Ni siquiera una mente capaz de crear seres extraños para incluir en películas de ciencia-ficción, podría idear uno de aspecto tan raro como el de esta inofensiva criatura llamada amblipigio. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Amblipigio

Amblipigio

Dendroaspis polylepis, mamba negra

Dendroaspis polylepis, mamba negra

Dendroaspis polylepis, mamba negra 

Dendroaspis polylepis, mamba negra. Pertenece a la familia Elapidae, que comprende serpientes muy venenosas de las zonas tropicales y subtropicales del planeta como los taipanes, las cobras, las serpientes coral y otras especies de mambas.

El veneno de la mamba negra es muy activo, 15 mg matan a una persona adulta y en una sola mordedura puede inocular entre 100 y 400 mg. Además, si se considera en peligro lanzará sucesivos y rápidos ataques inoculando en cada uno de ellos altas dosis de veneno. Sus colmillos curvados, de unos 7 mm, son ligeramente móviles, algo que les otorga mayor facilidad y destreza a la hora de atacar a sus presas.

Los efectos del veneno sobre el ser humano son letales. Tras la mordedura de una mamba negra que haya inoculado su potente toxina, la muerte es prácticamente inevitable, especialmente si afecta a zonas altas del cuerpo. En un período de media hora se sucede la sequedad de boca, parálisis que impide abrir los ojos y mover la lengua, sudoración, salivación, nauseas, mareos, diarreas, inmovilización muscular y cierre del diafragma que impide la respiración y provoca el fallecimiento. Los antídotos deben suministrarse rapidísimamente en grandes dosis, y aún así, suele ser necesaria la respiración asistida. Como cabe esperar, si la mordedura se produce en medio de la sabana, sin un centro sanitario cercano, no hay tiempo de reacción.

Dendroaspis polylepis mide entre 2 y 3 metros de longitud. Es una de las serpientes venenosas más grandes del mundo. El calificativo “negra”, que se aplica a esta especie de mamba, proviene del color oscuro del interior de su boca, ya que su piel es de colores verdosos o grisáceos. Alcanza velocidades superiores a los 15 km por hora, algo que utiliza para huir, ya que solamente ataca si lo necesita para alimentarse o para defenderse.

Se alimenta de roedores, aves y otros reptiles. Habita en la región subsahariana, entre otros países en Etiopía, Somalia, Zambia, Uganda, Tanzania, Mozambique, Zimbawe, Kenia o Namibia. Prefiere las zonas arbustivas de sabana, donde se cobija en grietas, fisuras en la roca o en la tierra, madrigueras de otros animales o huecos de árboles. También encuentra refugio en zonas costeras o en las cercanías a zonas húmedas, siempre que no estén muy cubiertas de vegetación. Es capaz de nadar sin dificultad y trepar a los árboles.

No cabe duda del peligro que encierra su mordedura, sin embargo, como la mayoría de los animales, procura alejarse de la presencia humana. Sus agudos sentidos permiten a la mamba negra, Dendroaspis polylepis, huir con rapidez o permanecer oculta en su refugio. No es fácil pisarla o toparse con ella si no se la busca, algo que sin duda hay que agradecer a este imponente animal, la serpiente más venenosa de África. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Mamba negra, Dendroaspis polylepis

Mamba negra, Dendroaspis polylepis

Androctonus australis, escorpión de cola gruesa

Androctonus australis

Androctonus australis

Androctonus australis, escorpión de cola gruesa o escorpión de cola gorda es uno de los escorpiones más peligrosos del planeta. Tiene el dudoso privilegio de ser el que más accidentes mortales causa.

El veneno de esta especie presenta una toxicidad equivalente a la que posee el veneno de una cobra, hasta el punto de ser capaz de matar a un perro en menos de diez minutos.

El área de distribución de Androctonus australis abarca el norte de África, en concreto, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Sudán, Somalia, Chad, Mauritania y Egipto; aunque también se localiza en Asia, en Israel, Turquía, Yemen, Arabia Saudí, Pakistán e India.

Según algunos estudios, la toxicidad del veneno de este escorpión podría situarse dentro de la familia Buthidae a la que pertenece, en tercer lugar. Basándose en la dosis letal media, solamente estaría superado dentro de esa familia, que comprende varios cientos de especies, por Androctonus mauretanicus, de características muy similares a Androctonus australis, y por Leiuris quintaestriatus, el de mayor toxicidad (Mullen & Durden 2002. Medical and Veterinary Entomology, citado en Artrópodos en Medicina y Veterinaria, F.Fernández Rubio, L. Moreno Fernández-Caparrós y Óscar Soriano Hernando. 2ª Edición. Ministerio de Defensa).

Además de ser un escorpión extremadamente venenoso, sabe ocultarse y es rápido en sus ataques, por lo que su carácter imprevisible lo hace poco apto para tener en terrarios y colecciones de artrópodos, de los que podría accidentalmente escapar o picar a un manipulador inexperto. No olvidemos que la típica estampa de los aisaua o encantadores de serpientes marroquíes, que aparecen con un escorpión en su frente o en otras partes de su cuerpo, no tiene como protagonista a ninguna especie peligrosa. Para ello saben elegir perfectamente otras especies muy llamativas, pero con baja toxicidad como Pandinus imperator o Pandinus cavimanus, de gran tamaño, pero escaso peligro.

Androctonus australis tiene como hábitat zonas desérticas pedregosas, propias de altas mesetas y áreas montañosas, aunque también puede encontrarse en las crestas de las dunas. Se refugia entre piedras y grietas, por lo que no es raro que en sus lugares de origen lo haga en huecos de paredes o fisuras de muros, cercanos a las viviendas. Suelen evitar los terrenos húmedos.

Mide unos 10 cm, el color es variable, aunque predomina el amarillo, y destaca principalmente el grosor de su cola de color más oscuro, lo que le proporciona el nombre común de escorpión de cola gruesa o cola gorda. Al igual que otros escorpiones, son de hábitos nocturnos y cazan activamente insectos a los que capturan propinando una picadura con su pinza. El veneno no solamente mata a la presa, también licúa el tejido interno para permitir así que el escorpión pueda alimentarse.

La fase previa al apareamiento es larga y no es descartable que la hembra, algo mayor que el macho, acabe con la vida de éste. Las crías, más de 40, nacen unos meses más tarde, entre cuatro y seis meses después, y suben al cuerpo de su madre para buscar protección. Realizada la primera muda abandonan a la madre, ya que de no hacerlo también corren el riesgo de ser eliminadas por ésta.

Androctonus australis es la especie que más accidentes mortales causa, y aunque existen antídotos en los países donde se encuentra, estos no son del todo efectivos si no se administran en la primera hora después de la picadura. En cualquier caso, aún después del tratamiento con el antídoto y tras la curación, suelen quedar secuelas como fatiga crónica, dolores recurrentes de cabeza y pérdidas de sensibilidad en las extremidades. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

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