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Los orígenes del alpinismo español

El macizo de Peñalara, visto desde Valsaín

El macizo de Peñalara, visto desde Valsaín

La Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara nació en 1913, bajo el nombre de asociación Peñalara “Los doce amigos” y fundó y puso en marcha, también, la revista Peñalara. La sociedad la integraban una docena de adelantados a su época, amantes de la naturaleza y enamorados de la sierra de Guadarrama, en concreto, un profesor naturalista, un estudiante de Derecho, un profesor de Mercantil, dos astrónomos, un tipógrafo, cuatro funcionarios y dos poetas. El presidente de la asociación era Constancio Bernaldo de Quirós.

Dos años después, en 1913 la asociación se convirtió en un espacio más abierto y participativo, inspirado en los principios de la Institución Libre de Enseñanza. Desde entonces, su actividad se diversificó y ya en este momento, de principios del siglo pasado, fue la primera institución que reclamaba y promovía que la sierra de Guadarrama se convirtiera en Parque Nacional, lo que no se ha conseguido hasta casi un siglo después.

Desde la asociación se promovió la creación de federaciones de montañismo y la construcción de refugios de montaña. En 1921 ya contaba con 2.000 socios y el rey Alfonso XIII, que era presidente honorífico le concedió el título de Real Sociedad. Unos años más tarde, en 1928, fue admitida en la Federación Internacional de Esquí.

Otro hecho importante a destacar fue su importante labor para crear una agrupación de alta montaña que reunía a los mejores alpinistas pertenecientes a la sociedad, con la intención de promover el nombre de Peñalara, y también de desarrollar la formación, mediante cursos, de nuevos alpinistas. Esto ocurrió a principios de los años 30 con la presidencia de Antonio Victory Rojas. A partir de este momento, los alpinistas españoles dejaron su huella en las más importantes cumbres de todo el mundo.

En 2013 se celebró su centenario y en la actualidad, la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara sigue promoviendo importantes e interesantes actividades deportivas y culturales. Colabora también con la asociación Amigos del Guadarrama, que organiza, cada año, el famoso Aurrulaque, una cita en la que se aúna deporte, naturaleza y cultura en la localidad serrana de Cercedilla.

No podemos dejar de mencionar otra institución creada a principios de siglo, en 1906, el Club Alpino Español, agrupación de esquí y montaña dedicada a promover los deportes de montaña.  Su fundador, Manuel González de Amezúa decidió fundar el club para practicar el alpinismo y el esquí junto a otros diecinueve amigos. Lo llamaron  Twenty Club. Ese fue el origen del Club Alpino Español, con sede en el puerto de Navacerrada. ISABEL PÉREZ para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).

Encuentro entre el Arcipreste de Hita y la Chata de Malagosto

Arcipreste de Hita.

Arcipreste de Hita.

Encuentro entre el Arcipreste de Hita y la Chata de Malagosto. El Puerto de Malagosto se encuentra a unos 1.900 metros de altitud, situado en la divisoria actual de las provincias de Madrid y Segovia. Hacia el sur, y a sus pies, se sitúa el magnífico Valle del Lozoya (provincia de Madrid), y hacia el norte, las no menos espectaculares tierras segovianas. Así que por su ubicación y dado que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos, el Puerto de Malagosto era de obligado paso para quienes querían acortar el trayecto desde el Valle del Lozoya a la capital segoviana. Si  tenemos en cuenta la dureza del camino -hay un desnivel de 800 metros desde el Valle hasta el Puerto-, además de ser de obligado paso, era un lugar de obligada parada, si se quería evitar eso que llamaban “echar el bofe” antes de iniciar el descenso por la ladera segoviana.

Allá por el siglo XIII y sin necesidad de ningún máster, ni curso especializado de esos que imparten en el extranjero, los paisanos serranos ya sabían que un lugar de paso donde además las cuestas hacían hincar la rodilla, era un buen lugar para poner una venta que reconfortara con bebida, alimento y lecho a los sufridos viajeros. Y la “Administración Pública” de entonces, sabía como lo sabe ahora, que de esos negocios se pueden obtener pingües beneficios a base de impuestos, máxime si se cobraban  tanto a los que regentan el negocio – por el hecho de trabajar- como a los que se hospedaban en el mismo –por el hecho de querer pasar por un paso de montaña-. A estas alturas, el lector ya se habrá percatado de que eso que llaman “hecho imponible” existe desde hace mucho tiempo y es un concepto muy flexible.

Sin embargo, los riesgos que debía entrañar el regentar algunas alberguerías serranas perdidas en lo alto de las montañas, con inviernos terroríficos y  saqueadores por doquier, no debía ser muy apetecible si además había que pagar impuestos. Por eso, un rey Sabio como Alfonso X pensó que lo mejor era eximir del pago de impuestos a los titulares de determinadas ventas como la de Valathome, Fuenfría, Malagosto y Manzanares, y en junio de 1273 estableció la siguiente exención:

“Por fazer bien, e merced a los que moran e moraren dende en adelante en las alberguerias que son Valathome, Fuenfría e de Mançanares, e de Maragosto que an nombre de alberguerias, quitolos de todo pecho, e de todo pedido e de todo servicio, e de fonsado e de fonsadera, et de toda fazendera”.

Hacia el Puerto de Malagosto se dirigió un día Juan Ruiz, Arcipreste de Hita ,  cuando se topó con la ventera serrana de armas tomar a la que llamaban Chata de Malangosto. Lo cuenta en el Libro del Buen Amor, obra del año 1330, esencial de la literatura española del medievo, donde el autor cuenta diferentes aventuras en las que venteras y vaqueras serranas son también protagonistas.

Puede resultar chocante el hecho de que siendo Juan Ruiz  arcipreste, o sea, un clérigo, no disimulara sus amoríos, de hecho no escatima explicaciones e incluso calificaciones que hoy día no serían bien vistas por determinados sectores religiosos. Mucho más recatados han sido los escritores en otras épocas más recientes, ya sea por convicción o por la fuerza,  que lo era este arcipreste con ganas de disfrutar de la vida.

Y si no, no hay más que leer las sabias palabras del propio Arcipreste, que son todo un himno al carpe diem que dicen así:

Yo, como soy humano y, por tal, pecador,

sentí por las mujeres, a veces, gran amor.

Que probemos las cosas no siempre es lo peor;

el bien y el mal sabed, y escoger lo mejor.

Sin embargo, la paradoja entre la condición clerical y la libertad sexual hay que analizarla en su contexto histórico, y es que resulta que por la época en que vivió el Arcipreste de Hita, la Iglesia se encontraba en un período de eso que llaman “moral relajada”.

Hasta que los Reyes Católicos un siglo y medio después no decidieron poner orden, la vida de los monasterios era de todo menos monacal. Por eso los monarcas encomendaron a Francisco Cisneros, confesor de la propia reina, poner orden entre religiosos y religiosas. Como no podía ser de otro modo, esto sentó muy mal a algunos monjes, imaginamos que a todos, pero algunos lo llevaron al extremo de abrazar la religión musulmana o dejar los hábitos. Hasta iniciado el s. XVI no se consiguió meter en vereda a los clérigos. Se cuenta que en Salamanca los frailes dominicos se encerraron armados en señal de protesta, y cuando fueron desalojados recorrieron las calles salmantinas vociferando en “plan manifestación”, acompañados por las prostitutas de la ciudad.

En ese momento de nuestra historia hay que entender al Arcipreste de Hita, a su Libro del Buen Amor y a las aventuras que vivió, entre otras con la Chata de Malangosto, en el Puerto que hoy es el de Malagosto.

Cada año, el segundo domingo del verano, el párroco del municipio segoviano de Sotosalbos, acompañado de vaqueros, pastores y amantes de la sierra recrean en Malagosto el encuentro del clérigo con la ventera que el protagonista Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, eso sí, algo faltón y un tanto machista, según los cánones actuales, narró así:

Pasando yo una mañana

el puerto de Malangosto

asaltóme una serrana

tan pronto asomé mi rostro.

-«Desgraciado, ¿dónde andas?

¿Qué buscas o qué demandas

por aqueste puerto angosto?»

Contesté yo a sus preguntas:

-«Me voy para Sotos Albos»

Dijo: -«¡El pecado barruntas

con esos aires tan bravos!

Por aquesta encrucijada

que yo tengo bien guardada,

no pasan los hombres salvos.»

Plantóseme en el sendero

la sarnosa, ruin y fea,

dijo: -«¡Por mi fe, escudero!

aquí me estaré yo queda;

hasta que algo me prometas,

por mucho que tú arremetas,

no pasarás la vereda.»

Díjele: -«¡Por Dios, vaquera,

no me estorbes la jornada!

deja libre la carrera;

para ti no traje nada.»

Me repuso: -«Entonces torna,

por Somosierra trastorna,

que aquí no tendrás posada.»

Y la Chata endiablada,

¡que San Julián la confunda!

arrojóme la cayada

y, volteando su honda,

dijo afinando el pedrero:

-«¡Por el Padre verdadero,

tú me pagas hoy la ronda!»

Nieve había, granizaba,

hablóme la Chata luego

y hablando me amenazaba:

-«¡Paga o ya verás el juego!»

Dije yo:-«¡Por Dios, hermosa,

deciros quiero una cosa,

pero sea Junto al fuego!»

-«Yo te llevaré a mi casa

y te mostraré el camino,

encenderé fuego y brasa

y te daré pan y vino.

Pero ¡a fe!, promete algo

y te tendré por hidalgo.

¡Buena mañana te vino!»

Yo, con miedo y arrecido,

le prometí un garnacha

y ofrecí, para el vestido,

un prendedor y una plancha.

Dijo: -«Yo doy más, amigo.

¡Anda acá, vente conmigo,

no tengas miedo a la escarcha!».

Cogióme fuerte la mano

y en su pescuezo la puso,

como algún zurrón liviano

llevóme la cuesta ayuso.

-«¡Desgraciado!, no te espantes,

que bien te daré que yantes

como es en la tierra uso.»

Me hizo entrar mucha aína

en su venta, con enhoto;

y me dio hoguera de encina,

mucho conejo de Soto,

buenas perdices asadas,

hogazas mal amasadas

y buena carne de choto.

De vino bueno un cuartero,

manteca de vacas, mucha,

mucho queso de ahumadero,

leche, natas y una trucha;

después me dijo: -«¡Hadeduro!,

comamos de este pan duro,

luego haremos una lucha.»

Cuando el tiempo fue pasando,

fuime desentumeciendo;

como me iba calentando

así me iba sonriendo.

Observóme la pastora;

dijo: –«Compañero, ahora

creo que voy entendiendo».

La vaqueriza, traviesa,

dijo: «Luchemos -un rato,

levántate ya, de priesa;

quítate de encima el hato» .

Por la muñeca me priso,

tuve que hacer cuanto quiso,

¡creo que me fue barato!

ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).

Fuente Cossío, naturaleza e historia

Fuente Cossío.

Fuente Cossío.

Fuente Cossío, naturaleza e historia. En el Puerto de La Morcuera, ya en el término municipal de Rascafría, una fuente de cristalinas aguas, frías y serranas nos da la bienvenida. Mientras rellenamos cantimploras o nos refrescamos se hace inevitable detener la mirada en el Macizo de Peñalara y en las alturas de la Cuerda Larga que nos rodean. Silencio sepulcral solamente roto por el paso de algún coche por la carretera que une Miraflores y Rascafría, proyecto de la República que unió estas dos localidades de la Sierra de Guadarrama en Madrid.

En este espacio natural  se respira también una  parte fundamental de nuestra historia. Manuel Azaña se despejaba de política, oratoria y problemas –muchos tenía- en una de estas praderas de La Morcuera. Mientras, en la Laguna Grande de Peñalara, frente a Don Manuel, otro guadarramista, Don José Ortega y Gasset se deleitaba en el silencio de la Laguna Grande. Cuentan que en una ocasión en que nuestro filósofo iluminaba sus ideas con la mirada fija en la Laguna, una joven le preguntó – Señor, ¿Cuál es la Laguna Grande?. La tiene usted delante dijo Ortega. ¿Y esto es grande?, – replicó la joven que imaginaba encontrar un gran lago. Don José miró a su alrededor y contestó solemnemente, – Aquí todo es grande señorita-.

F. Cossío.

F. Cossío.

Un nuevo trago de agua fresca en la Fuente Cossío y siguen viniendo a la mente ilustres personajes, escritores y poetas que admiraron esta Sierra, como el Marqués de Santillana, Juan Ruiz el Arcipreste de HitaGóngora, Moratín, Jovellanos, Gautier, Mesa, Machado, Panero, Rosales, Aleixandre, y la Institución Libre de Enseñanza con Giner de los Ríos. Precisamente, tras la muerte de Giner, fue Don Manuel Bartolomé Cossío –que da nombre a la fuente-, quien llevó a cabo una importante labor en la Institución en la que fue alumno y profesor. Riojano de Haro, guadarramista de pro, historiador del arte y pedagogo krausista, su obra aún sigue siendo referencia en la pedagogía, sin olvidar por supuesto la famosa Historia General del Arte Summa Artis, que creó junto a José Pijoán, y que publicó en 1931 Espasa Calpe. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).

Carreteras en el corazón de Guadarrama

Carretera entre Miraflores y Rascafría

Carretera entre Miraflores y Rascafría

Cartel de bienvenida al Valle de El Paular. Puerto de la Morcuera

Cartel de bienvenida al Valle de El Paular. Puerto de la Morcuera

Carreteras en el corazón de Guadarrama. Uno de los senderos conocidos por los asiduos excursionistas al Valle de la Fuenfría y alrededores de Cercedilla es el llamado “Camino Puricelli”. El nombre parece que podría proceder de algún montañero de origen italiano amante de nuestra Sierra, y sin embargo la realidad nada tiene que ver con ello. Puricelli Española era la empresa constructora encargada de llevar a cabo las obras de una carretera que tenía previsto unir Cercedilla y Valsaín, atravesando una de las más hermosas zonas de la Sierra. La Guerra Civil paralizó las obras y el tramo que hoy se puede recorrer es el inicio de dicha carretera nunca acabada.

Y es que durante la Segunda República, siendo Ministro de Obras Públicas Don Indalecio Prieto, se elaboraron diferentes proyectos que tenían como finalidad acercar la Sierra de Guadarrama a los ciudadanos. Una filantrópica decisión, sin duda, que los designios de la Guerra Civil paralizaron, ya que los cinco trazados que se pretendían construir eran cada cual más atroces para el medio ambiente. Posteriormente, las agresiones medioambientales superaron con creces a estos proyectos y lo peor, hoy día, con más conciencia ecológica, seguimos atentando contra nuestro patrimonio natural.

Las cinco carreteras proyectadas eran las siguientes: la unión de Cercedilla y Valsaín, de la que sólo se llego a iniciar el trazado del Camino Puricelli. El segundo proyecto  pretendía unir La Morcuera y Cotos por la umbría de la Cuerda Larga. El tercero uniría el Puerto de la Fuenfría y el de Navacerrada por la solana de Siete Picos, otro camino más desde Madrid llegaría a la Sierra atravesando el Monte del Pardo. El quinto uniría Miraflores de la Sierra con Rascafría, cruzando por el Puerto de la Morcuera.

De esos cinco proyectos se culminó el último, la carretera que une Miraflores con Rascafría, y el que pretendía la unión entre Madrid y la Sierra no se hizo conforme a lo proyectado, aunque años más tarde culminó en la M-607 o carretera de Colmenar Viejo, hoy autovía, que en definitiva atraviesa el Monte de El Pardo. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO  para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).

El Refugio Zabala


Refugio Zabala

Refugio Zabala

Refugio Zabala. Si en vuestros paseos por la Sierra de Guadarrama habéis llegado hasta la Laguna Grande de Peñalara, habréis podido observar la pequeña construcción que sobre la misma se levanta, a unos 2.100 metros. Se trata del Refugio Zabala.

Se construyó en 1927 en honor a uno de los primeros montañeros españoles, José Fernández Zabala, fallecido en 1923 y uno de los pioneros en el gusto por descubrir la belleza de nuestra sierra y  la de muchas otras montañas de la geografía española.

Zabala, madrileño, de profesión tipógrafo, fue fundador de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara y activo socio del Club Alpino Español. Tras su fallecimiento en 1923 se creó la Peña Zabala que a través de donaciones consiguió la construcción del refugio, encargada al arquitecto Delgado Úbeda, el mismo arquitecto que construyó sobre el Balneario de Panticosa, en el Ibón de Respomuso, otro refugio idéntico al Zabala.

Actualmente la mitad del Refugio Zabala conserva sus funciones de refugio –no guardado-, con capacidad para tres o cuatro personas un poco apretadas. La otra mitad de la construcción se ocupa por una pequeña estación meteorológica, cuyos datos se pueden consultar a través de Internet. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).

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