Tag Archives: pimpájaro Brassica barrelieri

CUARTA SEMANA DE ABRIL 2010

Xysticus sp.

Xysticus sp.

Sympecma fusca

Sympecma fusca

A finales de abril empiezan a asomar los primeros brotes del roble melojo Quercus pyrenaica. Vista desde lejos, la montaña adquiere tres franjas de color claramente diferenciadas, la del roble, la del pino silvestre y los retazos blancos de las nieves en la cumbre que aún perduran.

Con la aparición de los brotes del melojo parece que la vida en el robledal se ha puesto manos a la obra. En el suelo, multitud de arañas del género Pardosa, Pardosa sp., aparecen al acecho de presas entre las hierbas. Destaca una rechoncha y preciosa araña Xysticus sp. que ante nuestra presencia a ras de suelo para fotografiarla, abre sus patas en tono de amenaza, para huir en cuanto dejamos de seguirla.

Muscari comosum

Muscari comosum

Narcissus pallidulus

Narcissus pallidulus

Zerynthia rumina

Zerynthia rumina

Los hongos también están presentes, las lluvias primaverales los hacen aparecer en abundancia, tal vez para paliar la falta de ellos en el pasado otoño que fue muy seco. Destacan los Coprinus comatus y otras especies de hongos blancos que crecen sobre los excrementos de ganado Coprinopsis sp.

Coprinopsis sp.

Coprinopsis sp.

Las primeras mariposas arlequín Zerynthia rumina también se dejan ver y muestran su hermoso colorido. Igualmente, los odonatos tienen su representante, se trata de un caballito del diablo Sympecma fusca que es el único de nuestros odonatos que inverna, y que incluso puede verse lejos del agua en días favorables de pleno invierno.

El encinar se empieza a vestir de amarillo, pues ya apuntan las flores de la encina  Quercus ilex subsp. Ballota, que en unos días darán un color magnífico a este imponente árbol. En el suelo, el encinar se adorna con multitud de flores, entre ellas destacan los Muscari comosum y los Narcissus pallidulus, y unas curiosas gramíneas, también amarillas Luzula campestris.

Luzula campestris

Luzula campestris

Ya de vuelta, llama la atención el intenso amarillo que desprenden algunas fincas en la dehesa. Miles de plantitas de pimpájaro Brassica barrelieri tiñen de color amarillo el suelo, que iluminado por el sol contrasta con los ocres y verdes de la montaña, y el gris profundo de la tormenta que se avecina. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS

Campo cubierto de Brassica barrelieri

Campo cubierto de Brassica barrelieri

TERCERA SEMANA DE ABRIL 2010

Saltícido

Saltícido

Por fin la primavera empieza a despertar de verdad. Lo anuncian los incesantes cantos de los verdecillos Serinus serinus, los hermosos reclamos de los mirlos Turdus merula, el “cu-cu” del cuco Cuculus canorus, fiel a su cita, y el “cotoliu” de la oropéndola Oriolus oriolus, que allá en lo más alto de las copas de los fresnos se mueve sin ser vista dispuesta a iniciar sus labores de cría. Los dos ruiseñores, el común Luscinia megarhynchos y el bastardo Cettia cetti no paran de cantar, cada uno a su manera. El primero, de esa forma melodiosa, clara y limpia que le ha dado fama, insistente y alegre; hasta por la noche sigue cantando. El segundo, de forma menos melodiosa, pero sonora y primaveral, allá donde haya un bosquete o unos árboles de ribera se le escucha como si llevara un megáfono para advertir de su presencia. El curioso alcaraván Burhinus oedicnemus nos regala una especie de lamento que se escucha al atardecer.

Oropéndola en su nido.

Oropéndola en su nido.

Los insectos son cada vez más numerosos. Entre las mariposas siguen presentes las Tomares ballus, las Lycaena phlaeas, Coenonympha pamphilus, las primeras Celastrina argiolus que se posan sobre las flores de Geranium, probablemente Geranium molle; y la primera Zerynthia rumina por fin hace acto de presencia.

En los huecos de las piedras unas curiosas arañas corretean buscando presas. En cuanto perciben nuestra presencia saltan hacia el suelo para tratar de ocultarse y volver después a iniciar la escalada por la piedra en busca de su grieta protectota. Son saltícidos, familia Salticidae, y se alimentan de unas pequeñas moscas Muscidae que suelen pararse a tomar el sol en las piedras y a las que atrapan saltando sobre ellas.

Celastrina argiolus

Celastrina argiolus

Muscidae

Muscidae

La flora aumenta sus efectivos en la dehesa, el robledal y el encinar, permaneciendo aún discreta en las zonas más altas. Destacan los narcisos Narcissus pallidulus, la fumaria Fumaria officinalis y Fumaria reuteri, la pamplina Stellaria media y el pimpájaro Brassica barrelieri que pronto cubrirá de un intenso amarillo los campos. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS

Brassica barrelieri

Brassica barrelieri

Fumaria officinalis

Fumaria officinalis

Pamplina

Pamplina

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