Esta segunda semana del mes de mayo ha resultado demasiado fría y ventosa para lo que es habitual en estas fechas. Incluso ha vuelto a nevar por encima de los 1.200 metros.
Después del paso de la borrasca, algunas especies de lepidópteros que se venían observando han desaparecido totalmente, como es el caso de Tomares ballus. Otras, como Iphiclides podalirius, han sufrido el desgaste de sus alas e incluso se ven moribundas y algunos licénidos como Aricia cramera o Polyommatus bellargus son menos numerosas.
Entre las numerosas flores de diferentes especies de diente de leon Taraxacum sp. y mayas Bellis sp. se dan cita gran número de dípteros, fundamentalmente taquínidos, así como diversas especies de himenópteros.
Las especies de plantas florecidas en encinares y robledales siguen aumentando. A las ya existentes se suman otras como las viboreras Echium sp. que empiezan a dar un tomo azulado a los campos, la leche de gallina Ornithogalum umbellatum, las retamas, la hierba turmera Tuberaria guttata, la arenaria roja Spergularia rubra, el altramuz silvestre Lupinus angustifolius, diferentes especies de linaria Linaria sp. y las orquídeas Orchis morio que también aparecen al borde de los caminos forestales entre los pinares de montaña.
En las dehesas y encinares, abubillas Upupa epops, oropéndolas Oriola oriola, cucos Cucus canorus, ruiseñores bastardos Cettia cetti, pinzones Fringilla coelebs, verdecillos Serinus serinus, verderones Carduelis chloris y carboneros Parus major vuelven a retomar sus cantos una vez que el temporal ha pasado, interrumpidos por el escandaloso graznido de los rabilargos Cyanopica cyana. En lo alto, un grupo de buitres leonados Gyps fulvus vuelan en círculos, y junto a los milanos reales Milvus milvus, ratoneros Buteo buteo y el fugaz paso del águila calzada Hieraetus pennatus completan los avistamientos de rapaces.
Entre tanto, la alta montaña empieza a prepararse para su período de esplendor. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS