El pino silvestre es el pino más característico de la Sierra de Guadarrama. En la zona madrileña constituyen una importante masa boscosa los pinares de La Fuenfría, Siete Picos y Navacerrada, y el Pinar de los Belgas en el Valle de Lozoya. En Segovia los de Navafría, Valsaín y El Espinar, y en Ávila el de Peguerinos.
Sus troncos cilíndricos y esbeltos alcanzan 1 metro de anchura y más de 40 de altura. La piñas dejan caer los piñones en los días luminosos “veranillos”, posteriores a una intensa nevada. Los piñones permanecen sobre la nieve para germinar en primavera.
Resulta espectacular la lluvia amarilla que desprenden las flores masculinas en primavera. En Castilla y León denominan “cierna” a este fenómeno, y es que grandes cantidades de polen arrastradas o suspendidas por el viento llegan a cernirse sobre caminos, arroyos y habitantes del monte para acabar cubriendo el suelo.
De gran valor económico, la madera de pino silvestre ha sido esencial en la construcción, en la carpintería y la elaboración de mástiles de embarcaciones y posteriormente postes telefónicos y de electricidad. Especialmente afamada es la procedente de Valsaín (Segovia), localidad que otorga uno de los nombres comunes al pino silvestre.
Usos, etnografía, leyendas, explotaciones, mancomunidades, fauna y flora dependiente, ordenación forestal, son algunas de las innumerables variables que el pino silvestre, Pinus sylvestris, nos ofrece. De ellas iremos hablando. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS