Una de las especies más escasas y amenazadas de la Península Ibérica es la denominada comúnmente niña del astrágalo. Según diferentes nomenclaturas taxonómicas la podemos encontrar en libros e Internet con las denominaciones Plebejus hespericus, Plebejus pylaon hespericus, Plebejus hespericus pylaon o Kretania pylaon. Parece que después de los últimos estudios filogenéticos, la denominación científica Kretania pylaon es la que debe emplearse en la actualidad.
Pertenece a la familia de los licénidos y está incluida en el Libro Rojo de los Invertebrados de España. En la Comunidad de Madrid está protegida y catalogada como sensible a la alteración de su hábitat.
En la Península, Plebejus hespericus pylaon se distribuye por puntos aislados y con pocos ejemplares exclusivamente en el sur y este de la Comunidad de Madrid, zonas noroccidentales de Toledo, Cuenca, Teruel (Serranías de Cuenca y Albarracín), Sierra Nevada y Sierra Morena.
Fuera de España la presencia de esta rara mariposa se circunscribe al área mediterránea oriental –Grecia, Macedonia, Albania y Turquía-, suroeste de Rusia, norte de Irán, Oriente Medio, Rumanía, Bulgaria, norte de Italia y Suiza.
La niña del astrágalo recibe su nombre por su preferencia hacia el astrágalo Astragalus alopecuroides como planta nutricia. Las hembras de Plebejus hespericus pylaon ponen su huevos en las hojas de esta planta leguminosa para ser consumidas por las orugas resultantes tras la eclosión. Al igual que ocurre con otras especies de licénidos, las orugas de Plebejus hespericus son recogidas y trasladadas al interior de sus hormigueros por unas concretas especies de hormigas. A cambio de degustar una sustancia segregada por la oruga y que es del agrado de las hormigas, éstas le proporcionan cobijo y protección. Posteriormente, la oruga, ya fuera del hormiguero una vez transcurridos los rigores invernales, pupa como crisálida en las plantas de Astragalus alopecuroides, normalmente en alguna planta cercana al hormiguero que le ha dado cobijo. Así se convertirá en el adulto que puede verse volar en los meses comprendidos entre mayo y julio, iniciándose de nuevo el proceso del ciclo vital.
En la actualidad, algunos entomólogos consideran que los ejemplares que vuelan por la geografía ibérica pertenecen a diferentes subespecies según la zona. Así, los del sur de la Comunidad de Madrid – Aranjuez – son catalogados como subespecie pardoi, los de Campo Real-Loeches, en Madrid, matildae; galani los de Toledo y hesperiicus, el resto.
Lamentablemente para esta rara especie, los ejemplares de Plebejus herpericus pylaon o Kretania pylaon de Sierra Morena parecen haber desaparecido, los de Sierra Nevada casi y los de Campo Real-Loeches, en Madrid, han sido diezmados por las obras públicas. Con este panorama, actualmente, solo queda una colonia relativamente bien representada en Aranjuez (Madrid), que debería ser suficientemente salvaguardada para evitar su destrucción. No albergaremos muchas esperanzas, ya que para que las Administraciones tomen partido por la protección de una especie debe ser ésta mamífero o ave de gran tamaño, algo que nos parece perfecto, pero en nuestro medio natural hay, además, otros seres. ÁNGEL S. CRESPO para GUADADARRAMISTAS