En estos días de invierno en los que no hay insectos o plantas que fotografiar, he estado investigando un poco acerca de los líquenes. Unos seres extraordinarios que consiguen ir creando suelo donde otras plantas posteriormente crecerán, ya que contribuyen a la fragmentación de las rocas –los que viven sobre rocas-, porque otros lo hacen sobre cortezas de árboles, e incluso sobre el suelo.
Son seres vivos que se adaptan a las condiciones más adversas, los hay donde apenas existe vida aparente, como en la tundra o en las regiones polares, y también constituyen alimento para poblaciones humanas, como esquimales, y para animales como los renos que se alimentan en gran medida de algunas especies. También se emplean para elaborar sopas, dicen que deliciosas, en Japón, y para fines medicinales en la creación de antibióticos. Además, se usan en la creación de productos químicos y son la base de sustancias como eltornasol, de color violáceo que cambia su original color en contacto con sustancias ácidas, por lo que se emplea para la medición del ph.
Los líquenes son la unión simbiótica entre un alga y un hongo. El alga realiza la fotosíntesis y el hongo proporciona humedad y protección, de modo que el conjunto, el liquen, se adapta, sobrevive y coloniza superficies de lo más inhóspito. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS