Estos pequeños coleópteros pertenecientes a los rutélidos son visibles hacia el final de la primavera y comienzos del verano. Las larvas de Anisoplia baetica se desarrollan alimentándose de raíces y materia vegetal, y en estado adulto es común ver ejemplares entre las hierbas, especialmente entre las gramíneas silvestres de las que se alimentan.
En España, Anisoplia baetica no causa daños relevantes a la agricultura, sin embargo una especie del mismo género, Anisoplia austriaca, es una auténtica plaga en los campos de trigo, cebada y centeno de las estepas del este de Europa.
En Rusia se viene empleando como insecticida biológico el hongo Metarhizium anisopliae, cuyas esporas se rocían en los campos de cultivo. Las esporas de este hongo se pegan al cuerpo del insecto y empiezan a generar micelios –similares a las raíces de las plantas- que se introducen dentro del animal y lo matan. Al cabo de unos días, el insecto aparece cubierto de una especie de “moho” verde que es el hongo adulto. Al parecer, el hongo es inofensivo para el ser humano, pero dado que existe en forma natural en la mayoría de los suelos del mundo, se necesita tratarlo y generar cepas alteradas para vencer la inmunidad al hongo natural que los insectos han ido generando. Imaginamos que esas cepas también serán inofensivas para el ser humano, porque ver el aspecto de los insectos muertos atacados por el hongo da bastante miedo. ÁNGEL S. CRESPO