Daphne gnidium, torvisco, matapollo, matagallinas.
El torvisco, Daphne gnidium es un arbusto de entre 70 cm y 1,5 metros de altura que puede encontrarse en diferentes tipos de suelo y rodeado de diversa vegetación, preferentemente encinares, pinares, robledales y fresnedas. Es muy frecuente en la zona madrileña de la Sierra de Guadarrama, especialmente en la zona de piedemonte.
Florece entre julio y noviembre por lo que sus flores, cuyo aroma recuerda al jazmín, son visitadas por multitud de insectos en un período donde pocas plantas mantienen la flor. Se distribuye por toda la Península Ibérica, con excepción de amplias zonas del País Vasco y Asturias, hasta los 1300 metros de altura.
El torvisco es venenoso. Antiguamente en algunas zonas de Castilla y León se empleaba para envenenar las aguas de los ríos y capturar los peces. Esta actividad en desuso afortunadamente y prohibida actualmente, era conocida como «entorviscar las aguas».
Como planta medicinal no es aconsejable utilizar el torvisco Daphne gnidium, ya que por vía interna produce vómitos, nauseas, dolor abdominal y hemorragias. Por vía externa es irritante, al extremo de causar vejigas similares a los de una quemadura. Por tanto, cualquier utilidad medicinal, es un potentísimo purgante, debe quedar circunscrita al ámbito farmacológico y bajo control médico.
Entre los muchos nombres comunes que esta planta recibe están los de matapollos y matagallinas. Se trata de una derivación errónea del catalán “matapoll” que se traduce como matapiojo. De hecho no se empleaba para matar gallinas, sino para matar piojos y pulgas, más concretamente el «piojillo» de las aves presente en los gallineros. Unas ramas de torvisco entre la paja de establos y gallineros actuaban como un insecticida eficaz.
Los frutos anaranjados de Daphne gnidium contienen las semillas que son propagadas por las aves, especialmente por las currucas. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS