Cerciopis intermedia, cigarrilla espumadora. En primavera es frecuente encontrar en el tallo de algunas plantas una espuma blanca en apariencia parecida a la saliva. A simple vista cabría pensar que se trata de alguna sustancia que segrega la propia planta, pero no es así.
El autor o autora de este “salivajo” pegado a la planta es un insecto del orden de los Hemípteros, la cigarrilla espumadora, cuyo representante más común es Cercopis intermedia, de unos 7 mm de longitud. En su fase juvenil, la cigarrilla chupa la savia de la planta y expulsa su agua inyectándole aire y mezclándole una proteína -parece ser que un tipo de albúmina-. El resultado es esa espuma en cuyo interior se oculta protegiéndose del calor y de los depredadores.
En estado adulto, la cigarrilla, que tiene la forma y colores que se ven en la fotografía, sigue siendo esquiva. En cuanto se ve sorprendida por el fotógrafo gira alrededor del tallo escondiéndose del mismo hasta que un instante después desaparece del foco con un enérgico salto que no deja rastro de su presencia. Ese poderoso salto equivale a 100 veces su tamaño, algo que consigue gracias a la estructura de su exoesqueleto, capaz de generar la tensión de un arco y lanzar por el aire el equivalente a 400 veces su peso.
Además, Cercopis intermedia, cigarrilla espumadora, presenta unos llamativos colores rojos con los que advierte a sus depredadores. Se trata de una técnica defensiva denominada aposematismo, mediante la cual muchos insectos hacen saber a sus perseguidores que son tóxicos o tienen sabor desagradable.
También emite sonidos, como lo hacen otros miembros de la familia de los cercopoideos, cuya finalidad está relacionada principalmente con la atracción sexual.
Un ser pequeño pero perfectamente preparado para sobrevivir es la pequeña cigarrilla espumadora Cercopis intermedia. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS