Coreus marginatus, chinche hedionada o chinche de las calabazas. Las chinches de las flores se alimentan de la savia de plantas, no pican a los seres humanos ni a otros animales. Eso sí, si se las manipula dejan un olor raro, más bien malo, olor a chinche. Se trata de un mecanismo de densa para disuadir a sus depredadores, que rechazan probar un bocado de mal sabor.
Coreus marginatus es bastante frecuente en lindes de bosque y prados. Durante el invierno hiberna en estado adulto, escondida y protegida del frío, y cambia su color volviéndose casi negra. Por ello los ejemplares que encontramos a comienzos de primavera parecen otra especie diferente al ser muy oscuros. Tanto la larva como el adulto no son muy diferentes, únicamente se distinguen por la presencia de las alas en el adulto (imago).
Se distribuye por toda la Península Ibérica de forma abundante. Su tamaño alcanza algo más de 1 cm de longitud y destacan sus antenas de color rojizo divididas en cuatro segmentos o artejos, de los cuales los dos centrales tienen un bonito color rojizo. Se alimenta succionando la savia de las plantas, principalmente del género Rumex.
Coreus marginatus recibe también el nombre común de chinche de las calabazas, por ser una de las plantas de las que se alimenta, aunque no de forma exclusiva. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS