Paronychia argentea o nevadilla, como comúnmente se denomina a esta planta, es una de las primeras en mostrar sus flores tras los fríos del invierno.
Paronychia argentea pertenece a la familia de las cariofiláceas. Se extiende por el área mediterránea en bordes de caminos, terrenos arenosos, pedregosos y resecos. Alcanza los 30 o 40 cm de longitud esta herbácea rastrera o tendida, que se extiende a ras de suelo formando tapices con sus pequeñas flores blancas de la textura del papel. La floración se inicia a finales de febrero o comienzos de marzo y se extiende durante toda la primavera hasta llegar el mes de julio.
Se distribuye por gran parte de la península Ibérica. En la rampa de la Sierra de Guadarrama, Paronychia argentea es, junto a la maravilla silvestre, Calendula arvensis, y algunas plantas del género Viola, Taraxacum y Veronica, de las primeras que florecen tras los rigores invernales.
Paronychia argentea recibe el nombre de nevadilla por el color blanco plateado de sus flores, que en conjunto aportan a la superficie del suelo el aspecto de estar nevado. De hecho, su nombre científico hace referencia al aspecto plateado, “argentea”, que significa “de plata”. También recibe el nombre común de sanguinaria, ya que se consideraba que tenía propiedades depurativas para la sangre.
Como planta medicinal Paronychia argentea tiene propiedades hipotensoras, también limpia y desinfecta heridas, reduce las hemorroides y las varices, alivia los efectos de las quemaduras leves y sobre todo, es diurética. Precisamente, esta propiedad diurética de la nevadilla o sanguinaria es la que está relacionada con su supuesta capacidad para limpiar la sangre. La expulsión de líquidos mediante la orina favorece la eliminación de toxinas. También por sus propiedades diuréticas se ha recomendado su uso, en concreto para eliminar los cálculos renales. En cualquier caso, hay que tomar con reservas todas estas propiedades, ya que aunque se hace mención a ellas en escritos muy antiguos, quizá falte una base científica para demostrar que son reales. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS