Puerto del Medio celemín. Una de las prácticas más saludables que llevan a cabo algunos seres humanos es aquello de vivir sin trabajar. Para ello hay diferentes fórmulas que no suelen estar al alcance de la mayoría, pero son tan antiguas como el ser humano. Una de ellas ha sido históricamente el “portazgo”, equivalente al peaje que ahora pagamos en las autopistas, pero que se imponía por la cara a todo aquél que quisiera utilizar un paso natural, acceder a un pueblo o utilizar un camino. Los privilegiados que en la Edad Media cobraban esta tasa solían ser señores feudales, que habían recibido dichos “privilegios” de mano de algún rey en agradecimiento a algún favor.
En el Puerto del Medio Celemín, en Valdemanco (Madrid) al inicio de la Sierra de La Cabrera, se encuentra un paso natural de menor relieve que comunica Bustarviejo con el Valle de Lozoya. Allí debían “retratarse” los vecinos de Bustarviejo que usaban este paso para llevar el grano a moler a los molinos de agua o aceñas que había en el Valle de Lozoya. La tarifa era de medio celemín de grano que los recaudadores del Señor de Buitrago se encargaban de cobrar a cada uno de lo vecinos que quisieran utilizar el paso. El que se negaba a pagar no tenía más opción que trepar por los riscos de La Cabrera o dar un considerable rodeo. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS.
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