Monasterio de San Lorenzo de El Escorial visto desde el monte Abantos

Monasterio de San Lorenzo de El Escorial visto desde el monte Abantos

El Escorial, las puertas del infierno y otras leyendas. El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue construido en el S. XVI y es la expresión de los deseos del todopoderoso monarca Felipe II. Una edificación de tales características refleja perfectamente el poder omnímodo del monarca. Pocas obras hay en España que simbolicen mejor el papel que los Austrias y el Imperio Español tuvieron en aquel momento de la historia.

Felipe II era un hombre reservado, culto, amante del arte, los libros y la arquitectura, es lo que dicen los historiadores. También tenía un profundo sentimiento religioso. Quizá la suma de todos estos rasgos determinaron la construcción del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Sin embargo, las razones por las que el rey decidió iniciar semejante obra se han analizado desde todos los puntos de vista y, por supuesto, no podían faltar las mistéricas, esotéricas y mágicas, esas que son las más apartadas de la realidad, pero que cuentan con mayor número de seguidores. Quizá por ello, hay alrededor del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial varias leyendas.

Una de ellas cuenta que la estatua de San Lorenzo, situada en la fachada principal, y que tiene aparentemente la mirada perdida hacia la montaña, está indicando el punto exacto donde se encuentra escondido un tesoro de grandísimas proporciones.

Otra leyenda habla del diablo enfurecido. Dice que el propio Satanás se mostró en su forma original ante una niña que no quiso venderle su alma. Lleno de ira, golpeó el suelo con su pie y dejó la marca de su talón sobre la roca. La supuesta pisada está en las inmediaciones del paraje conocido como Silla de Felipe II. Ya sabemos que el agua y el hielo esculpen la piedra creando figuras y marcas asombrosas, basta con darse una vuelta por La Pedriza. Pero hablar de tafonis, diaclasas y otros fenómenos geológicos es menos efectista que esta historia del diablo.

En la década de los 80 se comenzó a hablar de apariciones marianas. Una señora dijo haber presenciado como la Virgen se le aparecía sobre un fresno. Desde entonces y durante dos décadas se ha producido un peregrinaje continuo al paraje denominado Prado Nuevo, donde la Virgen María, tras el oportuno trance de la visionaria, se aparecía para curar milagrosamente, hacer bailar al sol y de paso, hacer también milagros con la cuentas corrientes de los convocantes a tales actos.

Pero la historia más espeluznante es la que habla de las puertas del infierno. Se dice que el infierno, que por lo visto queda por debajo del suelo, tiene puertas de entrada. Una de ellas está en Italia, en Turín, y la otra, precisamente en El Escorial. La leyenda dice que el  rey Felipe II mando construir el Monasterio encima de la puerta del infierno para que hiciera de tapadera. Según dicen, estas entradas infernales tienen como vigilantes a perros con tres cabezas, los cancerberos. Para acentuar la leyenda, mientras se realizaban las obras del Monasterio, los trabajadores estaban atemorizados por la presencia de un perro muy fiero que les perseguía. Cuentan que capturaron al perro y lo ahorcaron exhibiéndolo sobre una de las torres. También ha llegado hasta nuestros días la anécdota de que el propio Felipe II, residente en las dependencias del monasterio, una vez que concluyeron las obras, decía escuchar los ladridos del perro muerto. ÁNGEL S. CRESPO  para  GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).