El Sexmo de Lozoya. Después de una largo período de luchas entre cristianos y musulmanes, a finales del s.XI, Alfonso VI había conseguido hacerse con las tierras situadas a ambos lados del Sistema central. Los territorios de lo que actualmente es Madrid, Guadalajara o Toledo, eran extensas zonas despobladas y sin ley que había que administrar, algo que se hizo a través de las denominadas Comunidades de Tierra y Villa.
En el ámbito territorial de la Sierra de Guadarrama se creó la todopoderosa Comunidad de la Ciudad y Tierra de Segovia. Las doscientas aldeas a su cargo debían ser gestionadas de una manera eficiente, así que nada mejor que descentralizar todo aquel poder y repartirlo en unidades administrativas menores, algo muy parecido a los que los suizos hacen con sus cantones. Para ello se formaron los llamados sexmos, cuya finalidad era recaudar tributos, gestionar el patrimonio común y arreglar los pleitos entre los pobladores.
La Comunidad de la Ciudad y Tierra de Segovia estaba dividida en trece sexmos y extendía sus dominios a territorios tan alejados de la Sierra de Guadarrama y de la propia ciudad de Segovia como Valdemoro (Madrid). Los sexmos de la zona sur de la Sierra de Guadarrama eran los siguientes: Manzanares, Tajuña, Casarrubios, Valdemoro y el sexmo de Lozoya, que se componía de las siguientes poblaciones, entonces aldeas: Rascafría, Oteruelo, Alameda, Pinilla, Canencia, Bustarviejo, Lozoya, y más tarde, Navalafuente y Valdemanco.
Probablemente no hayamos disfrutado a lo largo de la historia de una organización más democrática que los sexmos. Desde luego no había lugar a eso que llamamos ahora “listas cerradas”. El máximo representante del sexmo era el procurador de Tierra, también llamado procurador común o sexmero mayor. El cargo solamente podía recaer en un vecino sabio, es decir, con experiencia en los asuntos de los pueblos. Debía ser de buena fama, crédito y opinión, sin pertenecer a la nobleza. Sus intereses particulares no podían ser superiores a los de cualquier otro vecino, o lo que es lo mismo, debía actuar como un vecino más en lo cotidiano, con pleno conocimiento de los problemas de los demás convecinos. Los montes, pastos, caza y aprovechamientos naturales se gestionaban en un régimen muy similar al de las cooperativas y, por supuesto, eran comunales. Los jueces eran nombrados por elección popular. Para terminar, el lema del sexmo era el siguiente “nadie más que nadie”.
Los sexmos, como institución administrativa, se mantuvieron durante casi ocho siglos, hasta la práctica desaparición, en el s. XIX, de las Comunidades de Villa y Tierra. Sin embargo, algunas pequeñas facultades en el ámbito de la gestión de leñas y pastos comunes siguieron manteniéndose y han llegado hasta nuestros días. Actualmente, se mantienen once sexmos, que gestionan unas cuantas hectáreas y que integran la Comunidad de Segovia. De esa comunidad sigue formando parte el sexmo de Lozoya, en el que el sexmero mayor es el alcalde. Hoy día, el sexmo solamente se reúne para tratar pequeñas cuestiones de usos y aprovechamientos comunales. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).