Valle de los Caídos. Vista del conjunto

Valle de los Caídos. Vista del conjunto

El Valle de los Caídos o Cuelgamuros. La huella que la Guerra Civil española (1936-1939) dejó en la Sierra de Guadarrama tiene su mayor exponente en el llamado Valle de los Caídos. La enorme cruz de 150 metros de altura y 46 metros de longitud que preside el Valle de los Caídos o Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, se puede ver desde muchos puntos de la geografía. Para hacernos una idea de sus dimensiones, los guías turísticos que comentan las características de la obra afirman que por la anchura de los brazos que conforman la cruz pasarían perfectamente dos vehículos en sentidos opuestos. No en vano, la mayor preocupación del general Franco y de quienes dirigieron las obras era que la cruz no pareciera ridícula, vista en perspectiva desde lejos, incrustada entre las moles graníticas del Valle de Cuelgamuros. La verdad es que lo consiguieron, porque verse, se ve, a más de 40 Km de distancia, y se ve que es grande, máxime si tenemos en cuenta que se asienta sobre un montículo rocoso de altura similar a la de la propia cruz.

Las obras se iniciaron nada más terminar la guerra, en el año 1940, y la inauguración del conjunto tuvo lugar en 1958. Los arquitectos encargados de dirigir las obras fueron Pedro de Muguruza y Diego Méndez, y el autor de las gigantescas esculturas fue el escultor Juan de Ávalos.

La cruz, junto a la basílica de 260 metros de longitud -212 tiene la Basílica de San Pedro en el Vaticano-, conforman el conjunto religioso más grande del catolicismo.

El Valle de los Caídos o Cuelgamuros está asentado en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial. Es evidente que Franco quiso emular a Felipe II, dejando constancia de su paso por la historia y de los valores preconizados por el Movimiento Nacional.

Aunque hay quienes afirman que son muchos más, el libro de difuntos, en posesión de la abadía, determina que son 33.847 las personas muertas en la guerra que están sepultadas en el Valle de los Caídos, de las que 12.000 se dice que pertenecen al bando republicano. Al respecto de esto último, como en todo lo que concierne a esta obra, existen discrepancias. Hay quienes aseguran que Franco quiso enterrar allí a los muertos de ambos bandos, en algo parecido a un gesto de paz y reconciliación. Otros señalan que no pudo dar sepultura a todos los muertos del bando nacional que pretendió trasladar hasta el Valle de los Caídos, porque muchos familiares del bando vencedor se negaron a exhumar los cadáveres de sus lugares de enterramiento. Por ese motivo decidió completar las vacantes con los restos de muertos republicanos, que fueron exhumados de fosas comunes.

Un motivo más de discordia es el relativo al empleo de presos republicanos para realizar las obras. Cuántos presos trabajaron y cuántos murieron es algo que no podremos saber a ciencia cierta, ya que no existen datos oficiales al respecto. Según el bando de que se trate, los datos son diferentes. Los partidarios de Franco dicen que trabajaron unos 2.000 presos republicanos, y que lo hicieron de forma voluntaria para redimir la pena –cinco días de pena por cada día trabajado-. Los republicanos sostienen que fueron más de 20.000 los presos que forzosamente trabajaron en las obras. En cuanto a los presos fallecidos, las cifran oscilan entre 14 y varios centenares, incluso miles.

De lo que no cabe duda es de que las obras reportaron pingües beneficios a las empresas adjudicatarias; hay cosas que nunca cambian. El artículo publicado en el diario Público, el 18 de noviembre de 2012, escrito por Alejandro Torrús y  titulado “Del Valle de los Caídos al IBEX 35”, hace un recorrido por los hechos y la historia de estas empresas, que podemos resumir así: San Román, filial de Agromán, se encargó de la perforación en la roca. Estudios y Construcciones Molán lo hizo de la construcción, José y Juan Banús hicieron la carretera que discurre desde la entrada al Risco de la Nava. En 1952 se unió a las anteriores la empresa Huarte y Cía. Estas empresas tenían a su disposición a los presos, que trabajaban para ellas por medio de una especie de subcontrata con el Estado.

Banús fue el constructor de barrios populosos como el de El Pilar y el de La Concepción, en Madrid, o la colonia Mirasierra, también en la capital. Su hermano Juan construyó el archiconocido Puerto Banús, en la Costa del Sol. A su vez, José María Aguirre Gonzalo, fundador de Agromán, presidió años más tarde Banesto y el Banco Guipuzcoano. Huarte se integró en OHL –Obrascon, Huarte, Laín-, presidida por Juan Miguel Villar Mir, conocido empresario que se hizo popular al presentarse a las elecciones para la presidencia del Real Madrid y que fue Director General de Empleo en 1964 y del Fondo Nacional de Protección del Trabajo en 1967, bajo la jefatura de Franco.

Dejando a un lado el discutido asunto de los presos, lo que parece incuestionable es que en el Valle de los Caídos reposan los restos del propio general Franco y los de José Antonio Primo de Rivera, ambos fallecidos un 20 de noviembre. Casualidades, o no, de la historia.

Denostado por unos, lugar de peregrinación para otros, el Valle de los Caídos, presidido por su enorme cruz, o Cuelgamuros para quienes no quieren ni mencionar el nombre, es un imborrable recuerdo de nuestra historia reciente. Esperemos que el maestro y poeta, Ángel González, estuviera equivocado cuando afirmó:

“Nada es lo mismo, nada permanece./Menos la historia y la

morcilla de mi tierra:/se hacen las dos con sangre, se repiten”

ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).