El Puente del Perdón se encuentra frente al Monasterio de El Paular, en Rascafría. El que podemos contemplar hoy en día se se construyó en el s. XVIII, aunque conserva el nombre del antiguo puente de comienzos del s. XIV que vino a sustituir.
Precisamente hasta el s. XIV y al antiguo Puente del Perdón hay que remontarse para conocer la historia de los quiñones, de la Casa de la Horca y de lo que significaba pasar frente al antiguo puente medieval que entonces, como ahora, salvaba el cauce del río Lozoya.
Después del año 1085, cuando Alfonso VI de Castilla arrebató la ciudad de Madrid a los musulmanes, comenzó un período de repoblación, o lo que es lo mismo, de asentamiento cristiano a lo largo del territorio conquistado. Ese territorio correspondía a lo que en la actualidad es la Comunidad de Madrid, incluyendo el Valle del Lozoya y las vertientes meridionales de la sierra de Guadarrama, estructuradas en los llamados sexmos.
Sin embargo, la repoblación no iba a ser fácil, las nuevas tierras a ocupar estaban plagadas de maleantes y resistentes que no dudaban en asaltar y saquear las nuevas aldeas. Por ello se crearon los denominados caballeros de los Quiñones de la Ciudad de Segovia. Se trataba de grupos de jinetes armados, que acompañados de mujeres, avanzaban por las nuevas tierras hostiles buscando asentamientos donde iniciar una nueva vida y, con ello, una nueva población. Investidos de poder militar y jurisdiccional, no se andaban con remilgos a la hora de impartir su justicia y mandaban a la horca a cualquiera que pusiera en peligro la estabilidad de los nuevos asentamientos.
En el Quiñón de Rascafría, tras un juicio sumarísimo, por llamarlo de algún modo, se decidía si un acusado debía ser colgado en la Casa de la Horca. Estaba situada y, aún subsiste, a unos 6 km de Rascafría, en el margen izquierdo del río Lozoya o arroyo de La Angostura, que es como se denomina al Lozoya en su curso alto, precisamente por la angostura o estrechamiento que se produce en la zona próxima a Cabeza Mediana. La decisión final no se comunicaba al reo, que era conducido por una escolta, camino de la Casa de la Horca, con independencia de que hubiera sido declarado culpable o inocente. Al pasar justo enfrente del Puente del Perdón, si había sido absuelto se le dejaba en libertad para que cruzara el puente y partiera hacia otro lugar. Si la escolta de guardianes a caballo no paraba, mal asunto, el reo seguiría camino hasta la Casa de la Horca y sería ajusticiado.
En la actualidad, junto al Puente del Perdón se encuentra el Arboreto Giner de los Ríos y un Centro de Educación Ambiental. El puente actual está construido en granito y cuenta con tres arcos de medio punto por los que discurren las claras y abundantes aguas del Lozoya. © ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).