Archive / CIENCIA Y NATURALEZA

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El escarabajo de nariz sangrante

 

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El escarabajo de  nariz sangrante

Este pequeño coleóptero de unos 2 cm de longitud, perteneciente a la familia de los crisomélidos –Chrysomelidae-, no puede volar y su caminar es lento, por lo que, en principio, es susceptible de ser fácilmente depredado.

Para evitarlo, tiene la capacidad de segregar por la boca y articulaciones una sustancia roja, de aspecto muy similar al de la sangre, que le proporciona el nombre común de escarabajo de la nariz sangrante, ya que parece llevar colgando de su nariz una gota sanguinolenta de un color muy llamativo. Tan sorprendente resulta esta facultad, que desconcierta a sus depredadores y les advierte de la posible toxicidad de ese líquido rojo. Realmente es una sustancia no tóxica, a lo sumo presenta una sabor desagradable que hace que las aves y reptiles se abstengan de atacarlo y comérselo.

NATURALEZA SORPRENDENTE DE LA P. IBÉRICA

NATURALEZA SORPRENDENTE DE LA P. IBÉRICA

Se distribuye por toda la península Ibérica y habita en zonas herbosas en las que se le puede descubrir durante la primavera cuando se deja ver en su edad adulta. (Extracto del libro NATURALEZA SORPRENDENTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. Descubre muchas más curiosidades de la naturaleza ibérica con este libro)

¿Por qué pican los mosquitos?

Culiseta sp.

Culiseta sp. © Ángel Sánchez Crespo

¿POR QUÉ PICAN LOS MOSQUITOS?
Entre las diversas especies de mosquitos presentes en la península Ibérica, algunas de los géneros Culex, Culiseta, Aedes, Phlebotomus o Anopheles pican al ser humano.

La mayoría de las especies son nocturnas o crepusculares, pero algunas pican en pleno día. Lo hacen las hembras, porque son ellas las que necesitan la sangre para que los huevos sean viables y ocompletar su ciclo reproductor. Las puestas de huevos están relacionadas siempre con el medio acuático y las charcas más o menos secas, según la especie. La eclosión de los huevos necesita temperaturas altas y estables, motivo por el que los meses calurosos del año son los propicios para recibir sus picaduras.
Al picar, las hembras perforan la piel y suministran, con su saliva, un anticoagulante y un anestésico para no dejarse notar. Precisamente son estas sustancias las que generan la reacción alérgica que produce la inflamación y el picor. Los machos son inofensivos, se alimentan de néctar de flores.

Naturaleza sorprendente de la Península Ibérica. Guadarramistas Editorial

Naturaleza sorprendente de la Península Ibérica. Guadarramistas Editorial

El mayor peligro de los mosquitos es la transmisión de enfermedades. El paludismo o malaria, la fiebre amarilla, la leishmaniosis que afecta a los perros, y muchas otras fiebres y enfermedades se transmiten por estos animales, que actúan como portador o vector de parásitos y bacterias. Existen más de 3.000 especies de mosquitos en todo el mundo.

Los mosquitos o, mejor dicho, “las mosquitas”, nos pican a todos los seres humanos, sin distinción, aunque el sudor corporal, el olor, la mayor temperatura corporal, o la exhalación de más cantidad de anhídrido carbónico, son circunstancias que atraen a estos insectos.

En cualquier caso, no todos tenemos la misma sensibilidad, hay quienes apenas muestran reacción alérgica, lo cual no significa que no hayan sufrido la picadura, simplemente no se manifiesta la reacción en igual medida. Aún así, las personas con temperatura más elevada y que exhalan mayor cantidad de anhídrido carbónico son más fácilmente detectadas y, por tanto, reciben mayor número de picaduras.

La malaria, una de las enfermedades transmitidas por los mosquitos, causa más de dos millones de muertes al año. La producen parásitos del genero Plasmodium que son inoculados por mosquitos. El mosquito es el vector o portador del parásito, y lo trasmite al aplicar su saliva anticoagulante.

Hasta mediados del s.XX, en España existían las llamadas fiebres tercianas y cuartanas, un tipo de malaria que algunos años llegó a producir más de un millar de víctimas. En 1964 se consideró erradicada en nuestro país. Extracto del libro NATURALEZA SORPRENDENTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, disponible  en las librerías a partir del 15 de mayo.

Buthus occitanus, nuestro escorpión «made in spain»

Buthus occitanus

Buthus occitanus

Buthus occitanus, nuestro escorpión «made in spain». Mide entre 8 y 10 cm, se puede ver a lo largo de toda la Península, aunque con mayor facilidad en zonas más secas y de alta temperatura. Durante el día permanece en su refugio, del que sale al atardecer para capturar durante la noche a sus presas: insectos y arañas.

Es el más peligroso de los escorpiones presentes en la Península. Su picadura produce un intenso dolor, que puede ir acompañado de dolor de cabeza, vómitos y cierta dificultad al respirar.

Para evitar accidentes, conviene no levantar piedras a mano desnuda, mirar antes de sentarse sobre las rocas o el suelo, y poner alguna toalla o prenda para sentarse sobre ella. En las acampadas hay que estar atentos por la noche, ya que estos animales tienen tendencia a acudir a la luz. Por la mañana es recomendable revisar bien las botas, en la que accidentalmente ha podido introducirse buscando refugio. ©ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO SI QUIERES SABER MÁS SOBRE ÉSTA U OTRAS ESPECIES, SU COMPORTAMIENTO Y LAS PRECAUCIONES A TOMAR  PARA EVITAR ACCIDENTES, CONSULTA NUESTRO LIBRO “QUÉ NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA”

Colchicum autumnale, cólquico

Colchicum, cólquico

Colchicum, cólquico

QUÉ NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LANATURALEZA

Guía de animales, plantas y hongos potencialmente peligrosos de la península Ibérica

Colchicum autumnale, cólquico, mataperros, despachapastores o azafrán bastardo, como también se conoce a esta planta bulbosa de la familia de las liliáceas, se caracteriza por unas flores muy parecidas a las del azafrán, que parecen salir directamente del suelo. Miden entre 3 y 5 cm y son de color lila. Crecen en un tallo de unos 25 cm. Las hojas surgen en primavera antes que las flores, que lo hacen a finales del verano y en otoño.

En la Península Ibérica solamente se encuentra en el área pirenaica de Huesca, Lleida y la provincia de Girona. Crece desde finales de agosto hasta comienzos de noviembre en zonas húmedas como los prados de siega o los márgenes de los arroyos. También en claros de bosque frescos y húmedos.

El cólquico es una planta extremadamente venenosa. Las semillas y los bulbos, que se encuentran bajo el suelo, son ricos en una sustancia denominada colquicina. Su ingesta produce espasmos, parálisis y parada cardiaca. Los animales conocen la toxicidad del cólquico y no lo consumen.

La colquicina presente en el Colchicum autumnale es un eficaz aliado para combatir la “gota”, una forma de artritis consecuencia del exceso de ácido úrico en sangre, y que cursa con dolores intensísimos al acumularse cristales de dicho ácido en las articulaciones, muy frecuentemente en los pulgares o “dedos gordos” del pie. Existen medicamentos a base de colquicina para combatir la enfermedad.

La gota 1799. Segun el ilustrador y caricaturista británico James Gillray

La gota 1799. Segun el ilustrador y caricaturista británico James Gillray

Nunca debe emplearse la planta silvestre en preparados caseros o infusiones, si no es como fármaco con la debida prescripción médica. © ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS.

(SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, NO TE PUEDES PERDER NUESTRO LIBRO “QUE NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA”, UNA GUÍA DE LAS ESPECIES DE ANIMALES, PLANTAS Y HONGOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA).

Es tiempo de medusas

Physalia physalis, carabela portuguesa. Broadbelt: Shutterstock

Physalia physalis, carabela portuguesa. Broadbelt: Shutterstock

Pesadilla de bañistas en nuestro litoral, especialmente en esta época, el  verano, las medusas son, además de seres fascinantes por sus capacidades y belleza,  un peligro objetivo cuando se presentan agrupadas en las zonas de playa.

En las costas españolas podemos encontrarnos con algunas especies como la medusa rosa o luminescente, Pelagia noctiluca; la  medusa de compases  o aguamar, Chrysaora hyoscella; la aguamala o acalefo azul, Rhizostoma pulmo; la medusa huevo frito, Cotylorhiza tuberculata; la Olindias phosphorica; la cubomedusa, Carybdea marsupialis y la temida carabela portuguesa, Physalia physalis, que en realidad  no es una medusa, sino un hidrozoo. Esta última puede causar la muerte por ahogamiento, ya que el simple contacto con la piel produce un dolor tan intenso que provoca la pérdida de consciencia. Se han dado casos, también, de parada cardíaca. Su veneno, muy potente, tiene efectos neurotóxicos y cardiotóxicos. Sin embargo, la carabela portuguesa es el alimento de algunas tortugas marinas.

Las otras medusas que hemos mencionado pueden provocar irritaciones leves en la piel o quemaduras más graves por el simple roce con ellas. En general, conviene evitar el baño cuando estén presentes en las playas.

En caso de sufrir un accidente con ellas,  no hay que rascarse en la zona afectada, ni frotarla con toallas o arena. Tampoco debe lavarse con agua dulce, ya que el cambio osmótico hace que se disparen las células urticantes adheridas a la piel y que permanecen latentes. Lo mejor es retirar con unas pinzas los fragmentos pegados a la piel y lavar con agua salada. Aplicar algo frío, pero no hielo directamente, ya que el hielo es agua dulce.  Se debe acudir a un centro médico para que sean eliminados los restos de tentáculos adheridos a la piel y se proceda a lavar las heridas convenientemente, aplicando los medicamentos adecuados. ©ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO

SI QUIERES SABER MÁS SOBRE LAS MEDUSAS QUE VISITAN NUESTRAS COSTAS, SU COMPORTAMIENTO Y LAS PRECAUCIONES A TOMAR  PARA EVITAR ACCIDENTES, CONSULTA NUESTRO LIBRO «QUÉ NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA»

Pelagia noctiluca, medusa rosa. Vilainecrevette/Shutterstock

Pelagia noctiluca, medusa rosa. Vilainecrevette/Shutterstock

Cotylorhiza tuberculata, medusa huevo frito. Rich Carey:Shutterstock

Cotylorhiza tuberculata, medusa huevo frito. Rich Carey:Shutterstock

Garrapatas, un ácaro a temer

Dermacentor marginatus. ©Cosmin Manci/ Shutterstock

Dermacentor marginatus. ©Cosmin Manci/ Shutterstock

Las garrapatas se encuentran donde haya animales que puedan suministrarles alimento. Ello significa que no hay prácticamente ningún lugar en el campo que no sea susceptible de la presencia de estos arácnidos. Animales como los zorros, jabalíes, conejos y, en general, cualquier vertebrado, incluyendo aves y reptiles, portan o son potenciales portadores de garrapatas, que después de alimentarse se sueltan de su hospedador para digerir su alimento y esperar el paso de nuevas víctimas. Por lo general, las zonas con hierbas altas son idóneas para que la garrapata espere enganchada a ellas el paso de otro mamífero.

Sin duda, la existencia de estos artrópodos está casi asegurada allí donde pasta o descansa el ganado. La presencia de ovejas es casi una garantía de que las garrapatas andan cerca.

Respecto a su preferencia por zonas secas o húmedas, ello dependerá de las especies concretas. Algunas están adaptadas al monte mediterráneo, otras a zonas de ribera o a herbazales húmedos.

Miden entre 2 y 6 mm de longitud. Su tamaño aumenta cuando han absorbido sangre. Tienen forma ovalada, color pardo rojizo o marrón. Algunas especies presentan dibujos en su cuerpo. La cabeza es pequeña y está provistas de órganos sensoriales y un aparato bucal succionador que se fija férreamente atravesando la piel. Las patas están perfectamente preparadas para agarrase, trepar y moverse con soltura por el cuerpo y el pelo de sus huéspedes, así como a las hierbas en las que esperan su paso para dejarse caer sobre ellos.  Su picadura es indolora, por lo que su presencia es imperceptible.

Son transmisoras de muchas enfermedades, ya que la garrapata es portadora de otros parásitos, bacterias y virus.  Pueden producir fiebres de muchos tipos: tifus, tularemia, borreliasis,  monocitosis o la enfermedad de Lyme. También tienen una toxina que provoca parálisis progresiva de las extremidades y que se extiende hacia el resto del cuerpo. Esta parálisis es especialmente relevante en animales, pero también afecta al ser humano.

Si vamos a caminar entre herbazales, hierbas altas o lugares donde haya ganado, llevar pantalón largo y remeterlo debajo de los calcetines es una forma de impedir la entrada de estos artrópodos. Lo mismo cabe decir de la camisa o camiseta, mejor por debajo del pantalón que suelta, para cerrar así la entrada de garrapatas a la altura de la cintura. También podemos emplear un repelente que puede adquirirse en las farmacias. Aún así, no hay que confiarse, ya que el repelente nunca es eficaz al cien por cien.

Hay muchas teorías sobre a forma de extraer una garrapata de nuestro cuerpo, una vez que nos ha parasitado. Emplear vaselina, gasolina, alcohol, usar las uñas, pinzas, girar al animal en sentido contrario a las agujas de reloj hasta un determinado punto, etc, etc. Lo mejor es acudir a un centro sanitario para que la quiten de forma adecuada y nos apliquen el desinfectante o medicamento más apropiado. Hay que tener en cuenta que si tiramos fuerte del animal, corremos el riesgo de dejar su cabeza en nuestro cuerpo y al apretarlo podemos inyectarnos las bacterias que porta. No corramos riesgos, acudamos a un centro sanitario y en pocos minutos habremos eliminado el problema. Por cierto, si el afectado es nuestro perro, vayamos al veterinario. © Ángel Sánchez Crespo. SI TE HA PARECIDO INTERESANTE ESTE ARTÍCULO, ENCUENTRA MÁS INFORMACIÓN DE ÉSTA Y OTRAS ESPECIES EN NUESTRO LIBRO QUÉ NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA

Ixodes ricinus ©EriK Karits/ Shutterstock

Ixodes ricinus ©EriK Karits/ Shutterstock

Abejas y abejorros, precauciones a tomar

Apis mellifera. ©ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO

Apis mellifera. ©ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO

Las abejas domésticas miden entre 1 y 2 cm de longitud, mientras que los abejorros son más grandes, anchos, pesados y emiten un sonoro zumbido al volar. La abeja es de color marrón, más o menos oscuro, con bandas alternas negras.

Los abejorros presentan diferentes colores. Los hay completamente violáceos como Xylocopa violacea, dorados, con franjas amarillas y negras, del género Bombus, en definitiva, de diferente aspecto según la especie.

El hábitat natural de la abeja común se encuentra en plena naturaleza, en zonas con árboles, en cuyos huecos construyen sus nidos,  cerca de campos floridos. Es la domesticación humana la que las ha concentrado en colmenas, pero no obstante, sigue siendo en campo abierto donde se alimentan.

Los abejorros viven en lugares diversos como huecos de árboles, en nidos que construyen perforando la madera o en la tierra, ya sea excavando galerías o aprovechando antiguas madrigueras o nidos de otros animales.

Se alimentan  del néctar y polen de las flores y tienen un papel fundamental en la polinización de las plantas y, por tanto, en el mantenimiento del entorno natural, tal y como lo conocemos.

Sobre su peligrosidad, cabe decir que tanto abejas comunes como abejorros poseen un aguijón que usan solamente con fines defensivos. Por lo que respecta a los abejorros, mucho hay que molestarlos para que nos piquen. Por lo general son insectos tranquilos, afanados en su tarea de recolección de polen, que asumen con plena dedicación, ajenos, aparentemente, a cuanto les rodea.

Las abejas melíferas pueden ser más agresivas si sienten que su colonia está en peligro. No obstante, es muy raro que piquen cuando se encuentran obteniendo polen y néctar, a diferencia de las avispas que son mucho más agresivas, entre otras cosas porque pueden picar sin perder la vida. Las abejas, al picar pierden el aguijón, que dejan clavado junto a parte de su aparato intestinal, con lo cual mueren.

La picadura reviste un peligro similar al de las avispas. Un intenso dolor y quemazón al que sigue inflamación de la zona afectada. Al igual que el veneno de las avispas, el de las abejas puede producir en personas hipersensibles una reacción anafiláctica con fatales consecuencias.

Como precauciones a tomar,  no debemos acercarnos a zonas en donde haya colmenas o donde se encuentren los nidos de abejorros y, por supuesto, no molestar a sus habitantes.

A mediados del s. XX se introdujo en América la abeja africana Apis mellifera scutellata. Procedente del este de África es similar a la abeja común, pero produce más cantidad de miel. También es mucho más agresiva. Algunas reinas de abeja africana se escaparon e hibridaron con la especie común.

Como consecuencia surgió una abeja cruce de ambas, menos productiva pero muchísimo más agresiva.

El resultado es que las nuevas abejas denominadas “africanizadas” producen menos miel y atacan sin aparente provocación, por lo que ya han causado muertes en animales y seres humanos en algunos lugares del mundo como Norteamérica. Son capaces de perseguir en masa a un intruso hasta un kilómetro de distancia. Además, no es posible distinguirlas a simple vista de las abejas comunes, ya que parecen iguales. © Ángel Sánchez Crespo. SI TE HA PARECIDO INTERESANTE ESTE ARTÍCULO, ENCUENTRA MÁS INFORMACIÓN DE OTRAS ESPECIES EN NUESTRO LIBRO QUÉ NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA

Enjambre natural. Shutterstock
Enjambre natural. Foto de Shutterstock

Geococcyx californianus, correcaminos

Geococcyx californianus, correcaminos

Geococcyx californianus, correcaminos

Geococcyx californianus es el nombre científico del correcaminos, un pájaro emparentado con los cucos y los críalos que en la ficción amargaba la vida del su eterno perseguidor, el coyote.

Aquellos dibujos animados emitidos en la televisión española en los años 70, que muchos aún recordamos, presentaban a un pájaro veloz, que una y otra vez huía de las trampas -marca ACME- que un coyote hambriento le ponía una y otra vez para capturarlo. A base de fracasos -las trampas siempre se volvían contra el coyote- resultó que acabamos teniendo cierta simpatía por el perseguidor. Mientras,  el pájaro se hizo algo antipático, en parte por culpa de ese sarcástico “mic-mic” o “bip-bip” que emitía presagiando su enésima victoria, que era a la vez la enésima tragedia de su frustrado cazador.

Resulta que el pájaro en el que se inspiró la serie de dibujos animados creada en el año 1949 por Chuck Jones para la Warner Brothers existe, y se llama Geococcyx californianus. Se distribuye por el suroeste de Estados Unidos y norte de  México. Es de hábitos terrestres, aunque realiza cortos vuelos entre arbustos. De color grisáceo, está adaptado a correr por los áridos terrenos donde habita. Posee cuatro dedos al final de cada pata, orientados dos hacia delante y dos hacia atrás, que le permiten caminar y correr con facilidad, hasta 30 Km a la hora, aunque se ha exagerado mucho al respecto, atribuyéndole velocidades mucho más altas. Mide unos 60 cm de longitud y unos 35 de altura. Hay otra especie más pequeña que vive en México y América Central, Geococcys velox, de hábitos y aspecto similar.

Utilizan los cactus y los arbustos de los terrenos desérticos en donde viven para hacer bajo ellos sus nidos, formados por palos.

Los correcaminos se alimentan de insectos, reptiles y pequeños roedores, que capturan  propinando un golpe con su fuerte pico puntiagudo. No parece que estén entre la dieta preferida de los coyotes, aunque tienen capacidad para correr y girar velozmente mientras huyen de sus depredadores, usando su larga cola que funciona como un timón y les ayuda a mantener el equilibrio en carrera. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Correcaminos

Correcaminos

CONTENIDO PARA NIÑOS: El grillo campestre, un meteorólogo en un agujero

Gryllus campestris ©ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO

Gryllus campestris ©ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO

CONTENIDO PARA NIÑOS: El grillo campestre, un meteorólogo en un agujero. El grillo común, que en el mundo científico se denomina Gryllus campestris, pertenece al orden de los ortópteros y es un pariente cercano de los saltamontes. Los dos se caracterizan por tener una boca masticadora.

Se alimenta de plantas y de otros insectos y se resguarda en agujeros que excava en la tierra.  Nos ofrece la banda sonora más tradicional del verano, su canto.

Podemos verlo en prados soleados, entre los meses de abril y septiembre.

Es de color marrón oscuro o negro y miden entre 2 y 3 cm.

Su canto, por útil que nos resulte a nosotros para saber qué temperatura tenemos en el ambiente, le sirve al grillo campestre para llamar la atención de las “chicas grillo”.

Como curiosidad, podemos decir que el grillo es un infalible termómetro. Cuanto más calor hace, más potentes y rítmicos se hacen sus “cri-cri” o es-tri-du-la-cio-nes –así se llama al sonido que hace frotando sus élitros, sus alas delanteras duras-. Al aumentar el calor del aire se producen cambios en su metabolismo y aumenta la frecuencia e intensidad de dichas estridulaciones. Los científicos comprobaron todo esto y llegaron a la conclusión de que para saber qué temperatura tenemos basta con sumar el número de “cri-cri” que un grillo hace en un minuto, dividirlo por 5 y restarle 9. ©ISABEL PÉREZ/ ÁNGEL SÁNCHEZ para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, DESCUBRE LAS HABILIDADES DE OTROS MUCHOS INSECTOS EN NUESTRO LIBRO «LOS INSECTOS NO HACEN PIS».

El oficio de descorchador

Saca del corcho en Aracena (Huelva). Foto de Juan Carlos Cazalla/Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

Saca del corcho en Aracena (Huelva). Foto de Juan Carlos Cazalla/Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

El oficio de descorchador. El alcornoque, Quercus suber, es una especie emparentada con los robles, encinas, coscojas, quejigos, castaños y hayas, pertenecientes, todos ellos, a la familia de la fagáceas. En la península Ibérica pueden encontrarse pequeños bosquetes a lo largo de toda la geografía, pero se distribuye, principalmente, por el occidente de Andalucía, por Extremadura y Cataluña.  A diferencia de la encina, el alcornoque necesita más humedad, y ese es el motivo por el que en las zonas del interior peninsular, con un clima continental acusado y menor pluviosidad sea casi inexistente. En esta vasta zona interior predomina la encina, salvo en reducidos enclaves donde se dan las condiciones adecuadas.

El uso del corcho se remonta al s.XVII, cuando el monje francés Dom Pierre Perignon, comenzó a usarlo para tapar las botellas de champagne. Por supuesto, siempre que se indaga aparecen usos aún más antiguos y se cree que hace 2.000 años se utilizó como medio para taponar las ánforas, antiguos recipientes de barro donde se conservaban alimentos y líquidos.

El alcornoque empieza a ser descorchado cuando ya tiene unos 30 años de vida y su tronco un diámetro de unos 50 cm. La primera impresión es que  el árbol ya es viejo cuando se inicia su explotación, pero hay que tener en cuenta que el alcornoque puede vivir más de 500 años, por lo que con 30 años es casi un recién nacido. Lamentablemente, la explotación para obtener corcho acorta a menos de la mitad su esperanza de vida.

La labor de obtención del corcho es muy delicada, y del buen oficio de descorchador, que aún se mantiene, depende la vida del árbol. No en vano, extraer la corteza supone una dura agresión para el alcornoque que ve alterado su equilibrio. El árbol “deja de respirar” durante tres o cuatro días.  Al cerrar los estomas de sus hojas para detener la pérdida de agua, paraliza durante ese período de tiempo su fotosíntesis. En definitiva, sufre. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga y seguramente ha sido el destino de estos elegantes árboles para la obtención de corcho, lo que ha hecho preservar las magníficas agrupaciones de alcornoques que todavía existen en la Península, como la del Parque Natural Los Alcornocales, que se sitúa entre Cádiz, principalmente, y algún municipio de Málaga. Hay que tener en cuenta que los hábitats donde se desarrollan los alcornoques son muy sensibles, por lo que estos espacios, sin su utilidad económica, probablemente ya no existirían.

Los descorchadores, usando su fuerza y pericia, saben hasta dónde hay que llegar al descortezar el alcornoque. El límite lo marca una parte importante de la anatomía del vegetal, el felógeno, que equivaldría a una “segunda piel”, intocable, barrera tras la cual se encuentran partes esenciales de las que depende la vida del árbol, y cuyo mantenimiento es la base de la recuperación posterior del alcornoque.

En la actualidad, el corcho va siendo reemplazado por resinas sintéticas que se usan en la fabricación de  tapones, aunque a juicio de los enólogos, un buen vino necesita un tapón de corcho de calidad, ya que permite oxigenar ligeramente el producto y se adapta perfectamente al cuello de la botella.

El corcho también se emplea como impermeabilizante, aislante térmico y acústico, en la fabricación artesanal de instrumentos musicales de viento, ya que garantiza el cierre perfecto de las piezas por las que pasa el aire. También se usa para crear elementos artesanales y decorativos. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, DESCUBRE OTROS INTERESANTES  OFICIOS ANTIGUOS  EN NUESTRO LIBRO LA NATURALEZA Y SUS OFICIOS)

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