Castillo de Manzanares el Real.

Castillo de Manzanares el Real.

 

La característica estampa del Castillo de Manzanares el Real es el vivo recuerdo de la familia más poderosa de la Sierra de Guadarrama, los Mendoza.

Por todos es sabido que la nobleza tiene su origen en agradecimientos y pagos efectuados por la corona. Nada mejor que echar una mano al monarca de turno o a su familia para recibir a cambio una tierras y un título. Así se han perpetuado los títulos nobiliarios durante siglos. Un tatarabuelo dio la cara por un rey en una batalla, y a cambio de ello, el resto de sus descendientes mantienen de por vida el reconocimiento, aunque no sean capaces de hacer la “o” con un canuto, o hayan salido cobardes, que el valor o la lealtad, que se sepa,  no son genéticos.

Sin que ello signifique prejuzgar a los Mendoza, no sabemos cómo eran o cómo son, el caso es que la familia hizo fortuna gracias a un mayordomo real allá por el año 1383. Cierto es que no se trataba de un mayordomo de esos de guantes blancos que eligen la vajilla, era Mayordomo Mayor, algo así como un hombre de máxima confianza del rey que se encargaba de la administración, las finanzas y la contabilidad.

La historia se remonta a muchos años atrás, desde que madrileños y segovianos empezaron a pelearse por el dominio de las tierras serranas, entre las que se encontraban las del Real de Manzanares. Los diferentes monarcas habían ido haciendo transferencias de poder entre Madrid y Segovia, que incluían tierras que temporalmente estaban bajo el dominio de unos u otros.  Así diríamos que iban los reyes  “apagando fuegos” pero no tardaban en encenderse otros; que si esos aprovechamientos son míos, que si ese poblado me pertenece… Segovianos y madrileños, bien, lo que se dice bien, nunca se han llevado. Ni siquiera, hoy día, se ponen de acuerdo en la denominación de la Sierra de Guadarrama, que aunque ya la tenga, “de Guadarrama”,  es llamada por los madrileños “Sierra de Madrid”, para enojo de los segovianos, que con razón no aceptan tal apropiación. Curiosamente, la mayor parte de los pueblos serranos de Madrid tienen su origen en repoblaciones efectuadas con vecinos de las tierras de Segovia. Cosas inexplicables de los conflictos.

En medio de tal desencuentro, el rey Alfonso X el Sabio tomó la salomónica decisión en 1239 de quedarse con todo, “ni para unos ni para otros”, todo para el rey y se acabaron las disputas. Y esta decisión, acompañada de ciertos privilegios, aprovechamientos y usos para las dos partes, supuso casi un siglo y medio de paz. Los distintos monarcas e infantes iban heredando las tierras del Real de Manzanares y no había nada que discutir entre segovianos y madrileños.

Pero hay algo en los gobernantes que les hace tender a la privatización, aunque pasen los siglos las querencias se mantienen. En 1375, el monarca Enrique II comenzó a repartir tierras y adjudicó muchas de las del Real de Manzanares y Buitrago a su mayordomo Pedro González de Mendoza.

Comienza el poder de los Mendoza gracias al mayordomo Pedro, y por si fuera poco, Pedro González de Mendoza resultó ser un héroe. En 1385 salvó la vida al monarca Juan I en la Batalla de Aljubarrota, al cederle al rey su caballo para que huyera quedándose en tierra esperando la muerte, que la halló,  mientras el rey se perdía en la distancia salvando su real vida. Así se narraba la heroica historia en un romance de Hurtado de Velarde en el s. XVII:

Si el caballo vos han muerto,

sobid, Rey, en mi caballo

y si no podeis sobir,

llegad; sobiros hé en brazos.

Poned un pie en el estribo

y el otro sobre mis manos;

mirad que carga el gentio;

aunque yo muera, libradvos.

Un poco es blando de boca,

bien como a tal sofrenaldo

afirmandoos en la silla,

dadle rienda, picad largo…

Dixo el valiente alavés

señor de Fita y Buitrago

al Rey Don Juan el primero

Y entrose a morir luchando…

 

Agradecido que era el rey, no es para menos, el 1386 entregó el Sexmo de Lozoya a Diego Hurtado de Mendoza, hijo de Pedro. Con ello, el poder de los Mendoza se hizo aún mayor.

El actual Castillo de Manzanares el Real es el segundo de los castillos construidos en Manzanares el Real. El primero, situado cerca del cementerio de Manzanares solamente conserva restos de sus muros.

El actual castillo, situado al lado opuesto de donde se ubicaba el primero, se inicia en el año 1475 por orden de Diego Hurtado de Mendoza, primer Duque del Infantado, y se finaliza bajo la dirección de Juan Guas, arquitecto del Palacio del Infantado de Guadalajara, siendo duque Íñigo López de Mendoza, hijo de Diego Hurtado de Mendoza. Para llegar a su estado actual ha sido objeto de diversas reformas y transformaciones.

El proceso autonómico de la Comunidad de Madrid se inició en este castillo en 1981, y en 1982 albergó la constitución de la Asamblea de parlamentarios de Madrid que llevó a cabo la redacción del Estatuto de Autonomía. ÁNGEL S. CRESPO  para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).