Abedular de Canencia. No es el abedul Betula alba un árbol muy abundante en la Sierra de Guadarrama. Propio de latitudes más norteñas, la mayoría de los ejemplares que encontramos en nuestra Sierra son relictos, o lo que es lo mismo, restos del pasado más frío de las glaciaciones en el que el paisaje era más parecido al de Finlandia que al que actualmente tenemos.
El aumento de las temperaturas en el planeta fue reduciendo los bosques de abedul a las zonas más norteñas de la Península Ibérica. Más al sur, solamente perduran en reducidos bosquetes donde la humedad y las frescas temperaturas permiten su subsistencia.
En la Sierra de Guadarrama hay alguno de estos bosques, los de Navafría y Riaza en Segovia, y más al sur el de Canencia, en Madrid, probablemente este último, uno de los abedulares más meridionales de España. Allí convive este maravilloso árbol de corteza blanca junto a tejos, acebos, robles y pinos silvestres conformando una deliciosa ruta de paseo, especialmente en otoño.
El abedul, árbol de la sabiduría en la cultura celta, fue utilizado para fabricar papel, empleándose para ello su “librum” (corteza). Sus flexibles ramas sirvieron a modo de látigo que los inquisidores empleaban con frecuencia, y más tarde los maestros para proporcionar su “jarabe de palo”. En algunos lugares de Europa se elabora con su savia vino de abedul. También la “betulina” contenida en su corteza, es utilizada en el tratamiento de enfermedades de la piel. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).