Robledal en el entorno de la Mata de los Ladrones-Pinilla del Valle-

Robledal en el entorno de la Mata de los Ladrones -Pinilla del Valle-.

El Tuerto Pirón y la Mata de los Ladrones. El 30 de mayo de 1846 nació, en Santo Domingo de Pirón -Segovia-, Fernando Delgado Sanz, más conocido como el Tuerto de Pirón, uno de los últimos bandoleros castellanos y el último de los más renombrados de  la Sierra de Guadarrama.

Los motivos por los que decidió dejar la legalidad y pasarse al “lado oscuro” son tan difíciles de descifrar como el grosor y el límite de la línea que los separa. Se dice que cuando volvió del servicio militar, su novia le había dejado por otro, y que ello no le gustó nada a Fernando Delgado, que en venganza decidió robarle un cordero al que hubiera sido su suegro. Quizá, a partir de este suceso y de su mala relación con la Guardia Civil, se fueron “enredando” las cosas y el tal Fernando, novio despechado, acabó siendo el Tuerto de Pirón. Aunque también puede que fuera, que no le gustara trabajar. Dice una copla de Tomás Calleja Guijarro, Romances del Tuerto de Pirón:

“Segar y arar le mataba

le aburría el pastoreo,

y mientras otros el callo

daban, domando su cuerpo,

él estaba en las solanas

como un pajón en el centeno”.

Lo de “tuerto” le venía por una “nube” en un ojo que le impedía ver a través de él, aunque alguna coplilla decía al respecto:

“Al Tuerto, lo sé de cierto,

le van siguiendo la pista;

id con ojo con el Tuerto

que es tuerto de mucha vista”.

Sus delitos consistieron, básicamente, en robos de ganado a los tratantes y asaltos a los viajeros, casi siempre en el entorno de La Morcuera, o lo que es lo mismo, en las laderas y pies de La Najarra.  En las faldas de La Najarra, en lo que actualmente es el final del Puerto de la Morcuera, entre los pueblos de Canencia y Pinilla del Valle, situados ambos en el Valle del Lozoya, tenía el Tuerto de Pirón su campo de operaciones. En uno de los collados situados cerca de Pinilla del Valle, en un denso bosque de roble melojo, se ocultaba de la acción de la justicia. Ese lugar fue conocido como Mata de los Ladrones. Lo de mata, por lo de las matas de roble, lo de los ladrones, porque allí se ocultaba el Tuerto y su cuadrilla. También se ha denominado a este lugar Mata del Tuerto.

Actualmente, estos parajes siguen manteniendo una nutrida representación de roble melojo, Quercus pyrenaica. Es ese roble con el que antaño se hacía carbón vegetal y que mantiene sus hojas secas sin desprenderse de las ramas durante todo el invierno, a la espera de que le broten las nuevas para expulsar definitivamente las que ya no le sirven. Por cierto, para los interesados, este curioso fenómeno vegetal se denomina marcescencia, y es muy estudiado por los botánicos, ya que, a ciencia cierta, no se sabe la razón de este proceso. Una teoría dice que así el árbol protege las yemas nuevas de los fríos, ya que quedan escondidas bajo la seca y vieja hoja;  otra, argumenta que lo hace para enriquecer el suelo justo cuando necesita crecimiento, ya en primavera.

En estos bonitos parajes se movía el Tuerto de Pirón, un hombre poco violento, al que no le gustaba usar la fuerza. Solamente se recuerda un caso en el que se produjo la muerte  a resultas de un navajazo. Fue a manos de uno de los miembros de la banda. Al parecer, el vecino había alertardo a la Guardia Civil, “se había chivado”, según dirían los bandoleros, de las andanzas de el Tuerto y su banda. Por ese motivo encontró la muerte. A su vez, el asesino fue linchado por otros vecinos de Pinilla del Valle, ajusticiado que dirían los vecinos.

También se cuenta de él, quizá sea leyenda, que en Rascafría utilizaba el tronco semihueco de una olma para ocultarse y obtener información sobre sus víctimas. En cualquier caso, sí tuvo relación con este municipio del Valle del Lozoya, próximo a Pinilla, ya que una de las ocasiones en las que lo detuvieron fue como consecuencia de la denuncia de un carbonero de Rascafría, amigo suyo, al que había confiado el lugar dónde ocultaba su botín.

Por lo demás, el Tuerto de Pirón pasó una década y media huyendo y ocultándose, escapando de las prisiones y volviendo a ellas. En 1883 fue detenido por última vez y condenado a cadena perpetua. Murió el Tuerto de Pirón en prisión, en 1914, y con él, lo hizo el último bandolero de la Sierra de Guadarrama. Como dice Tomás Calleja en su copla:

“Era doctor en caminos,

en rondas y devaneos

amigo de las lechuzas,

de las sombras y los perros,

farruco como el que más

y larguísimo de dedos”.

 ÁNGEL S. CRESPO  para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, PODRÁS DISFRUTAR DE MUCHOS MÁS CON AMPLIOS CONTENIDOS EN NUESTRO LIBRO “101 CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE LA SIERRA DE GUADARRAMA QUE NO TE PUEDES PERDER”).