Solanum nigrum, tomatillos del diablo, tomatillo negro o simplemente tomatillos, son algunos de los nombres comunes que recibe esta planta perteneciente a la familia de las solanáceas.
Se trata de una planta anual, de base a veces leñosa, con tallos de entre 30 y 70 cm de altura y hojas de unos 4 cm. Son característicos sus frutos, parecidos a los tomates, de hecho el tomate que consumimos es también una solanácea.
Se distribuye por toda la península Ibérica, salvo en la zona noroeste donde no falta pero es escasa. En la Sierra de Guadarrama encontramos Solanum nigrum en ambientes ruderales propios de la rampa serrana, asociada a otras plantas de las consideradas como “malas hierbas”. Crece en bordes de caminos, escombreras, campos de cultivo y terrenos yermos, hasta una altitud de 1.200 metros.
El tomatillo del diablo es es una planta muy tóxica, como otras muchas de la familia de las solanáceas. Su nombre común hace referencia al aspecto parecido a pequeños tomates que tienen sus frutos, y al carácter tóxico de los mismos, aunque la toxicidad se encuentra en todas las partes de la planta.
El envenenamiento con Solanum nigrum es más frecuente en niños, a los que llama la atención el aspecto de sus frutos o bayas, primero verdes y después negras, cuando maduran. La intoxicación provoca vómitos, dilatación de las pupilas, diarreas, vértigos y dependiendo de la cantidad ingerida, paro cardiaco y muerte.
Como contrapartida, los componentes de esta planta de propiedades narcóticas, se han usado incorporados a fármacos para aliviar las neuralgias y los dolores de estómago, además de para calmar la desazón que produce el picor en casos de eczema. No obstante, hay que reiterar la peligrosidad de la planta, por lo que hay que abstenerse de usarla como remedio casero medicinal.
Las toxinas de Solanum nigrum, presentes en toda la planta, también penetran a través de la piel por contacto, por lo que es mejor manipular la planta con guantes si se quiere arrancar de los jardines o huertos. ÁNGEL S.CRESPO para GUADARRAMISTAS