Mandragora autumnalis, mandrágora

Mandragora autumnalis, mandrágora

Mandragora autumnalis. La mandrágora es una planta herbácea perenne. Posee raíces gruesas y una cepa o tallo leñoso vertical y fuerte del que salen las hojas rugosas con bordes ondulados,  formando una roseta. Las flores se autopolinizan, son rosadas o de color violáceo. De ellas surgen los frutos de forma ovalada, del tamaño de una uva. Al principio son anaranjados y adquieren un color negro cuando maduran y se secan.

Tanto el tamaño de las hojas como el de las flores es muy variable, depende de la zona en la que crezca y del grado de desarrollo, pero puede alcanzar los 30 cm de altura.

Mandragora autumnalis se distribuye por el sur de Extremadura y Portugal, Andalucía y las Islas Baleares (Mallorca). Crece en  taludes, bordes de caminos, márgenes de cultivos y en las orillas de ríos y arroyos. Prefieren suelos calizos o arcillosos no demasiado expuestos al sol. Florece desde el mes de septiembre o finales de agosto, hasta diciembre.

La mandrágora es una planta muy tóxica, incluso por contacto. Posee atropina y escopolamina, sustancias que producen efectos alucinógenos y anestésicos con efectos potencialmente letales sobre el ser humano.

Al ser una planta muy tóxica que produce envenenamiento por contacto, lo mejor es no manipularla. Tampoco debe usarse por sus efectos alucinógenas, ya que un exceso en la dosis podría provocar la muerte.

Como ornamental, la mandrágora es una planta muy deseada, quizá porque su leyenda mágica sigue atrayéndonos, aunque es difícil de cultivar. En Internet hay muchos lugares en los que se ofrecen semillas que son complicadas de hacer germinar. En cualquier caso, no es aconsejable si tenemos animales de compañía. También los niños, atraídos por sus flores o frutos, son víctimas potenciales.

La raíz de la mandrágora tiene una forma dividida que se asemeja a las dos piernas de una persona. Ese aspecto antropomorfo, junto a los efectos alucinógenos de los alcaloides que contiene, hicieron de esta planta un amuleto de magia y brujería en la Edad Media. De hecho, las denominadas brujas la usaban en sus sesiones de “brujería”. Untaban extractos de mandrágora en sus genitales para conseguir la rápida absorción de sus componentes y unos efectos más potentes. Como consecuencia creían volar, y en su delirio pensaban que copulaban con el mismo diablo, ya que también les producía una efecto afrodisíaco, probablemente producto de la desinhibición y la irrealidad en que las sumía.

Los efectos alucinógenos y anestésicos de la mandrágora fueron útiles para provocar la perdida de consciencia y así poder realizar amputaciones y “cirugías” en tiempos del Imperio Romano.  Se cuenta que en las campañas romanas en la Germania se proporcionaba un trozo de raíz de mandrágora a los heridos para poder tratarlos sin dolor.

En la Edad Media se creía que al arrancar la raíz de la mandrágora, la planta lanzaba un grito y que el grito mataba a la persona que intentaba arrancarla. La solución que usaban los hechiceros y brujas, dicen las leyendas, era usar una cuerda. Un extremo se ataba a la raíz y el otro a un perro. Cuando el perro tiraba sacaba la raíz del suelo, la mandrágora gritaba y el perro caía fulminado. A cambio del sacrificio del can, se obtenía una raíz milagrosa con forma de hombrecillo y poderes mágicos.

En la cultura hebrea se consideraba que Mandragora autumnalis favorecía la fertilidad, de hecho se cita en la Biblia algún pasaje donde se atribuye a esta planta la facultad de revertir la esterilidad femenina.

Una de las acusaciones que se hicieron a Juana de Arco para llevarla a la hoguera era que poseía un amuleto con forma humana hecho con la raíz de esta planta. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS. (SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, NO TE PUEDES PERDER NUESTRO LIBRO «QUE NO PISAR, NO COMER Y NO TOCAR EN LA NATURALEZA», UNA GUÍA DE LAS ESPECIES DE ANIMALES, PLANTAS Y HONGOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA).

Mandragora autumnalis

Mandragora autumnalis

Mandrágora. Raíces

Mandrágora. Raíces